Es la existencia un fenómeno de lo más curioso. Un viaje en donde nacemos, vivimos, y según todas las señales, morimos.
Hay todo tipo de creencias (el ateísmo es la creencia del que no cree) y de tendencias; ahora, yo creo en el poder sanador del Amor por encima de todo.
Por supuesto primero hay que sufrir. El sufrimiento enseña. Una vez que estás preparado te enfrentas cada día con una nueva aventura. Y o tomas con paz la guerra o esta se multiplica.
Pero ya está. No hay que hacer nada especial sino simplemente dejar que vayan sucediendo las cosas, y suceden y la victoria consiste en aceptar la derrota deportivamente. Eso te da mucha paz aunque estés pasando por el mareo de la incertidumbre. Porque para no volver a lo de siempre has de cambiar los cimientos. Y en este cambio, es normal que haya corrimientos de tierra. No hay por qué alarmarse.
El camino es aquí, no busques más que ya estás, que cada día es el mismo y distinto y que tú puedes ya.
Ama, ámate, ama lo que ocurra aunque a veces no te guste, ama la vida tal como se presenta. Abre tu corazón, no resistas ni empujes ni fuerces. Las cosas deben de fluir con ligereza y lo hacen; hace un rato temías una nueva depresión y aquí están tus dedos llenos de fe en ti porque crees en el amor y porque te tratas bien, escribiendo, siendo, viviendo, y suena la música, y lo malo va convirtiéndose en bueno, además lo malo no sabes ni siquiera si es necesario.
Ábrete a la Vida y déjala que actúe en todos los terrenos. No te dejes llevar por el rechazo o la ira. Así nada funciona. Recibe, guarda, da, expresa, siéntete lo más libre posible dentro de las posibilidades y conduce sin prisa que lo que vale es este momento, no el que esté por llegar. Abrázate a él y vuela dentro de ti. Asómate al abismo sin miedo cuando este se te presente, no pueden destruir tu vida desde dentro. ¿Enfermedad? Qué sabe nadie de todo eso. Estás bien así.
No hay comentarios:
Publicar un comentario