lunes, 7 de mayo de 2018

CALMA FRENTE AL OLEAJE


  Tú, miedo bloqueador, que te me presentas diciéndome que esta vez sí, que vuelvo a caer, no eres más que eso: miedo y ansiedad. No tienes tanto poder. Ter recibo con calma y sé que, de pie o tumbado puedo vivir contigo y que te terminarás yendo y que no te tengo miedo, miedo. Que sé que seguiré vivo, que sé que esto me servirá para aprender, que sé que puedo utilizar esta oportunidad para ejercitar la calma en la tempestad, y que al final la primera siempre vence. Individualmente, la belleza y el bien siempre vuelven a aparecer, así que oscurezcas casi todo, yo te recibo desde mi luz interior y si has de anular mi tarde, no importa, no es tiempo perdido, algún sentido tiene todo. A mi ser más inocente no puedes anularlo.

Así que eres incómodo pero no te rechazo, aunque me bloqueas, me quedo mirándote y nada más. Y el tiempo hablará, y la situación que provocas enseñará algo. Ahora estoy mal y eso me va perfectamente, tengo derecho a ello y me quiero más que nunca y no me censuro y no busco solución a lo loco, te veo actuar. Todo entra dentro de un plan que yo no comprendo pero en el que creo, pues no soy nihilista descreído sino que pienso que las cosas tienen un porqué y que no es Dios el azar. Sigo el camino del corazón y no el de la mente que todo lo clasifica y racionaliza y estropea en sus análisis histéricos e interminables...

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