lunes, 7 de mayo de 2018

ARMONÍA



El sol ha salido y hay rayos que entran por la ventanilla del techo dando brillo a una silla roja al lado de la cama. Tus dedos, por los que corre la vida en forma de sangre, teclean un ordenador que utilizas como herramienta para comunicarte contigo y con otros. El silencio es magnífico. Sólo se oye la olla en la que tu madre está preparando algo rico y muy alimenticio. Tu paz no es conclusión de búsquedas locas sino de rendirte al lugar donde te llevó el naufragio y de no haber hecho caso del miedo, a pesar de sentirlo como amenaza en momentos, manteniéndote en pie, sólo vivo, aunque no hagas lo que se supone que hay que hacer siempre. No eres más ni menos que nadie y todos pueden disfrutar del aire y la brisa y de la compañía de otros para jugar con la vida y sentir que la paz interna es posible.

Es ahí donde nacen las sonrisas y a veces la carcajada. La armonía llega sin avisar, aliviadora de sustos que nos llevamos, y nos olvidamos de orgullos y de logros y vanidades, porque estamos juntos formando un todo. Y no hay nada extraordinario que hacer cuando la experiencia de la vida en su sencillez (una ensalada, un buen postre) es extraordinaria en su cotidianeidad. Gracias amigos por compartir tantos pedazos de vida y por tratar de hacer de este lugar un sitio más agradable y más sanamente habitable entre todos.
           

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