sábado, 16 de septiembre de 2017

EL SENTIDO KOMUN


  Quizá nadie debería de tener el derecho de auto-proclamarse cuna de la civilización y de la ilustración, mientras en el mundo sigue muriendo mucha gente de hambre y a su vez se siguen despilfarrando enormes cantidades de capital monetario  en armamentos de guerra.
   Cuando la política es siempre inevitablemente maquiavélica, los líderes de las naciones mundiales parecen haber perdido (desde ese inevitablemente corruptible punto político) parecen haber perdido, digo, repito, el sentido común y hasta el de la realidad, de modo que las palabras "derechos humanos" parecen ser puras muletillas retóricas que utilizan dichos políticos en sus "democráticamente" esplendorosos y populistas discursos de consumo interno. El verdadero significado de esas dos palabras parece importarles un comino en muchas ocasiones.
        
      Pero no. No.
      Lo más probable es que todo lo que he dicho en los dos primeros párrafos no sea más que una serie de disparates y la verdad sea que en el fondo, quien está fuera de la realidad sea yo mismo. Al fin y al cabo, soy yo quien debe de tomar medicinas psiquiátricas para equilibrar su vida y alguien de esas características, según el diccionario (del que ya sabemos que nunca puede equivocarse) no puede ser normal, y en consecuencia, tampoco puede tener sentido común.

        O quizá lo que simplemente ocurre es que no soy capaz de comprender absolutamente nada de todo. Es lo que hay.

domingo, 3 de septiembre de 2017

NO ME GUSTAN LAS FRONTERAS

Cuando estoy delante del ordenador de mi padre y veo el mar y el monte me da por pensar que estoy en Euskadi. Cuando camino por la bahía de la Concha pienso que estoy en San Sebastián. Cuando veo los desinformativos pienso que estoy en España y también parece que en Europa.
Sin embargo, hace tiempo que se me quitaron las ganas de definir mi identidad en función del lugar que me ha tocado pisar diariamente por accidente. Por casualidad nací en Eibar, por casualidad vivo en San Sebastián. Yo no le pertenezco a ningún lugar. No soy de Euskadi (en el sentido de propiedad), ni de España, ni Europeo, ni me SIENTO terrícola por vivir en la tierra. Yo soy un ser humano que pertenece a su familia y a las personas que quiere y le quieren. Sólo de ellos soy. De ese lugar de encuentro llamado cariño.
Pero estoy muy agradecido, o me siento muy afortunado, de vivir en un lugar donde tengo alimento, medicina, techo y encima no hay guerras, pues sabemos que en otros sitios, santos inocentes, que no han hecho nada malo (muchos enfermos que sufren horrores en occidente tampoco han hecho nada malo) no tienen todo lo que yo tengo, sólo por vivir donde viven. Y eso me parece terrible y pienso que el ansia del poder y la ambición, son asesinos universales desde tiempos inmemoriales...
. El mundo, en fin....¿Ya cambiaremos? ¿Estamos a tiempo? La razón parece indicar que no.
Por otra parte también los que tienen comida, techo, medicina y viven sin guerras, sufren muchísimo, aunque en el autobús y en encuentros casuales en la calle digan que están bien, muy bien; y sufren mucho, simplemente, porque, tal y como me dijo una amiga, estamos vivos.

Un abrazo a tod@s.