viernes, 4 de mayo de 2018

CADA DÍA ES EL QUE CUENTA

Si realmente llegas a un punto, en que, porque la vida te ha puesto en una tesitura extrema y no te queda otro remedio que lanzarte sin que nada te pare en tu apuesta por dejar que la vida vaya sucediendo en vez de entrometerte tú con cientos de tensiones llenas de objetivos a los que estás apegado y esclavizado, te puedes llevar agradables sorpresas.

Puedes encontrarte con la serenidad de quien no busca nada concreto pero acepta casi todo lo bueno que se le da (que es mucho) y entonces comienzas a entender lo de fluir. Por supuesto sólo tienes que ponerte unos límites horarios y de compromiso para no salirte del tiesto, pero eso sale fácil cuando te quitas muchas presiones.

Déjate ser como eres, quiérete y acéptate hasta con el peor de tus defectos, si no consigues cambiarlo, acogelo en casa, que al final, cuando menos te arrascas, menos se pone a picar y te das cuenta de que estabas en una isla enorme pero sólo habitabas el sitio donde decían que había que habitar y ni siquiera conseguías eso por las presiones.

Luego, al ver toda la isla que no te habían mostrado, empiezas a caminar con calma, respiras, crees en ti porque tienes mucho más espacio y que digan misa los que piensen que tienes pájaros en la cabeza. Sólo tienes esta vida, ¿eh?  
No la desaproveches y vive como si cada día fuera el fundamental. Si puedes, y todos pueden. Yo así lo creo.


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