lunes, 5 de diciembre de 2016

SIN EXPLICACION

Entre los errores más gordos que he cometido en mi vida se encuentra el hecho de haber ingresado voluntario en el psiquiátrico unas cuantas veces. Era el pánico el que me llevaba a ese sitio.
Pero allí, entre gente que venía de situaciones absolutamente límite/s, conocí a personas autenticamente preciosas, o en un estado episódico de maravilla.
Venidas todas esas personas del horror, dentro de la protección de nuestra "manta" psiquiátrica, el cariño que se activaba entre todos--instantáneo, espontáneo, fuera de toda lógica--, era de tal paz y alegría (has leído bien, había alivio, pagado caro al salir, pero qué maravillosa fraternidad en aquellos días puntuales) que, en consecuencia, recuerdo aquel "manicomio", como el único lugar en el que el Imagine de Lennon se cumplió en mi vida. "All the people living life in peace" o sea "Toda la gente viviendo la vida en paz".
En medio del horror me encontré con oro a veces. Y no tengo capacidad de describir semejantes situaciones absolutamente fuera de lo que yo he conocido jamás, en cuanto a un cariño de gigantesca magnitud en el supuestamente "terrible" (para quien no lo ha conocido) lugar... Y era gigantesca dicha magnitud, porque era fácil y natural; o sea, una "realidad" muy alejada de la que llaman "la cruda realidad" de la calle y de la sociedad en general.
Esta situación se producía sin embargo, sólo en el psiquiátrico de corta estancia (agudos), y no tanto en los de media estancia. Es evidente que lo que cuento se producía porque casi todos los ingresados estaban con los sentimientos recientes a flor de piel.
Pero se producía. Eso es lo más alucinante: que ERA real, por lo menos en aquellos días y momentos..
Es cierto que aquello, viéndolo desde un punto de vista más abierto, era una burbuja o parche, y tengo que recalcar que un amigo mío y seguro que otros, tienen un recuerdo muy malo de aquel lugar. Pero es que no era el lugar lo que importaba sino el comportamiento de cariño inusitado de los ingresados, que también uno daba a mansalva sin darse cuenta.
Y es que lo que yo describo en los primeros y principales párrafos, fue para mí algo totalmente fuera de lo común, por lo extraordinario.
Inexplicable.

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