martes, 20 de diciembre de 2016

RECUERDOS DE LA GUERRA EN PAZ

OS RECUERDO
Silvia y Yolanda. Os recuerdo en esta mañana de tiempo nublado y en la calma que ayer no tuve. Es curioso, recuerdo nuestros compartidos huracanes interiores bestias, con la dulzura que me dabais a pesar de que por dentro llevaseis toda la crudeza, aspereza, y acidez brutal que yo también llevaba.
Recuerdo como tú, Yolanda, con veinte años, saliste a mi encuentro, o a que yo te encontrase diciéndome, "me pasa igual, me identifico totalmente con lo que cuenta este chico" en tercera persona pues todavía no éramos amigos.

Y también Silvia salió, con la que yo ya tuve otros encuentros cariñosos anteriormente. Cariñosa Silvia, muy a pesar de que preferías tener cáncer terminal en vez de aquello que teníamos y que no te dejaran salir por haber dicho en grupo lo que dijiste. 
Cuando el dolor nos había asfixiado hasta llegar a aquel lugar, y nos lo seguía haciendo, cómo es posible que nos tratásemos con tanta ternura y cariño, cómo es posible que tú me dijeras lo más bello ("es muy fácil quererte") que me haya dicho nadie jamás, porque venía de ti, de ti, a quien nadie comprendía porque rechazabas una vida que te rechazaba y hasta algunos te despreciaban por no ser fuerte, o sólo unos pocos podíamos entenderte ante el ignorante "a los demás también nos cuesta". Qué sabía esa gente de ser fuerte cuando un mal te invade como una gripe brutal y uno no tenía ninguna responsabilidad ni culpa por encontrarse así.

Y Yolanda, que decías con naturalidad, vamos a los bancos de fuera, ¿vienes?, todo apertura a quien compartía tu situación y abrazos en dolor pero con esperanza y consuelo de amor entre nosotros, y una lágrima que caía sin poder evitarlo de un ojo sereno de Silvia. Sólo entre nosotros podíamos reír. Sólo nosotros podíamos SER con nosotros, ante el incomprensible (e incomprendido por los otros) y cruel huracán interno y despiadado, que convertía al mundo externo y a las otras personas que lo poblaban,en un lugar desgarradoramente desolador y bombardeado por una hostil y cruel burla insultante; una burla diabólica. Un exterior que parecía en cólera ante nuestros ojos. Que no habíamos hecho nada para ello.
Os recuerdo y en este momento recordaros, sólo me da paz y cariño.
Y desearía que este recuerdo me diera fuerzas para mantener la paz ante la guerra que me declara cada dos por tres mi alma interior o cabeza. Y que sea lo que sea, para qué planear ni pensar nada. Ya nada tiene importancia; seguiré aquí, sólo eso es lo que creo que va a pasar, de lo demás nada sé porque la teoría siempre hace aguas. Todo es complicarse; ojala tengamos suerte de no exigir a la vida más que algo de calma, fuera de ambiciones o deseos o sueños que nunca se cumplen y que nos humillan. Sólo, sólo vivir con un poco de paz. Y que ese vivir no nos torture. Eso os deseo y deseo para mí, amigas de un tiempo fuera del tiempo natural, en ese lugar que prefiero no recordar. Prefiero quedarme con vuestras caras. Y vuestro amor que alivió heridas mutuas por momentos.

No hay comentarios:

Publicar un comentario