martes, 17 de abril de 2018

MOSQUITO


Tú, mosquito incesante, perspicaz y molesto, tú, obsesión patológica sobre un tema, con el que me vienes a visitar desde hace más de diez años, hoy, no has podido conmigo. 
Hoy has comenzado quemando todas las naves, a puñetazo limpio, pero yo resistía y no has conseguido lo que solías: anularme, hundirme, mandarme a la cama creyendo estar en depresión. Te tengo controlada.

¿Pero sabes por qué? No porque yo sea un ganador, ni un guay, ni uno que sabe cómo son las cosas. No soy nada de eso. Hoy y otros días la técnica ha sido aceptarte en casa como hermana, dejarte hablar y gritar sin entrar a la provocación. Y quererte. Porque si hubiera ido violenta y directamente a por ti, tratando de solucionar por medio del pensamiento, todas las múltiples vertientes de situaciones que me planteabas y que me llevarían al abismo,  si te hubiera respondido agresivamente, hubiera ido contra mí, pues formas parte de mí y yo mismo me hubiera empujado desde el borde del precipicio hacia abajo.

Y simplemente, por puro hartazgo, te he dejado hacer, no he hecho nada contra ti, y como no has encontrado rival, te has calmado y me he calmado.

Hoy hace sol en San Sebastián, el día está bonito y en colores, la tarde huele a primavera de las de verdad y aunque he puesto un vídeo numerosas veces voy a volver a ponerlo para que se vea en que lugar privilegiado vivo, como bien indicó Magdalena.

No hay comentarios:

Publicar un comentario