Un ser humano llega a un lugar. Le dicen que para caminar debe de encontrar la verdad.
Pero no sólo es que unos digan que la verdad está en una parte u otros digan que está en otra, incluso hay quienes dicen que no existe y que es relativa o que en el fondo no se sabe nada.
Es que ese ser humano observa un alrededor lleno de incoherencias, del que su interior, que ha absorvido inevitablemente buena parte del exterior para adaptarse, no se libra.
Y lo único que puede hacer es seguir para adelante, sin hacerse muchas preguntas y teniendo fe en que la sabiduría está en la bondad y en el amor. Pero sólo con fe puede moverse. Certidumbres a las que agarrarse no hay.
Una vez le dijeron a Anthony de Mello: "Tony, escuchándote uno tiene la impresión de no tener nada a lo que agarrarse" a lo que de Mello contestó: "Así dijo el pájaro al volar".
O sea que a volar y a fluir aunque podamos terminar contra las rocas montañosas o las piedras de la cascada. Hay que jugársela y no vale hacerlo sobre falsos seguros.
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