sábado, 28 de abril de 2018

ANTE TODO MUCHA CALMA


    No son, para nada, muchas veces, las circunstancias externas las que tienen el mayor tanto por ciento del poder de alterarte. Es tu disposición y actitud ante ellas. Si entras a una situación con prejuicios y ansiedad, esa situación aumenta en dificultad de manera subjetiva antes de empezar a veces, pues si estuvieses tranquilo ante esa situación y no pensaras que te fuera la vida en ello (algo muy propio del ego ante múltiples situaciones donde ve su orgullo mal llamado dignidad en peligro; en peligro de no hacer bien lo que sea que exija esa situación) seguro que esa situación la llevarías mucho mejor y hasta la superarías sin darte cuenta. Y si no la superases no te importaría. Si dieras prioridad a tu estado interior.
       Por ello, cuando parezca que algo te saca de quicio fíjate en ti,  en tus sentimientos, en tu predispocición y pre-juicios anticipatorios a la hora de enfrentarte a ese algo. Trata de calmar tu interior, de no darle importancia a la situación, de dársela a tu estado  y a tu calma y la vida se encargará del resto. Que las cosas salgan como habías planeado o no es algo a lo que debes de dejar de dar relevancia absoluta. Tú simplemente camina y no te apartes del camino y ya vendrá lo que tenga que venir. No pasa nada. Respira.
    Si dejas que ocurra lo que tenga que ocurrir (esto no es resignación sino aceptación de los límites) puede que  consigas lo que deseas y puede que no. Pero ocurra lo que ocurra tú sigues valiendo lo mismo y no le des lugar a la frustración. No merece la pena quemarse por los resultados, es el camino el que importa.

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