viernes, 20 de abril de 2018

TRATARSE BIEN



  Cuando la paz acude a ti, simplemente disfrutas de cada minuto y no piensas en el mañana o en el ayer. No pasa nada y pasa todo. No hay insatisfacción ni necesidad de llenar el supuesto vacío (que con la paz se convierte en algo lleno de plenitud) con retos, objetivos o apasionantes actividades o proyectos. Aquí bien. No correr.

  Sabes que en cualquier momento puede volver la tormenta pero ya no le tienes miedo porque sabes que es transitoria, como la paz. El que no cambias eres tú, que sigues valiendo lo mismo estés en un estado o en otro y que creés en ti porque no dejas de tratarte bien estés como estés. Tu actitud hacia ti es igual de favorable cuando estás mal (y ahí se tiende a pensar que uno tiene la culpa y tiene que solucionarlo; ni tienes la culpa y como lo soluciones haciéndote el fuerte se te va a poner peor el asunto) que cuando estás bien.

Ahora aprovecho este sol, esta música, esta carretera rural y no me importa no poder hacer lo que debía o quería. Lo acepto y me siento muy bien. Te deseo que te pase lo mismo, pero que cuando estés mal, no desesperes y esperes con, repito por enésima vez, cuidados y amor hacia ti. Es muy difícil que así hagas daño a otros. Porque no te lo haces a ti, que es algo frecuente que nos pasa.

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