sábado, 14 de abril de 2018

MANDATARIOS INDIGNOS

Amanece en un mundo lleno de guerras. Lejos sí, demasiado lejos. Y cuando las guerras en el interior de uno han terminado y se encuentra con la tregua más aliviadora, no podemos entender que no aprendamos, que los países se entiendan entre sí sólo con condicionantes competitivos y amenazantes, o que muchos de ellos no sólo no se entiendan sino que se ataquen salvajemente. Desde la noche de los tiempos.
Cantidad de ciudadanos pacíficos, cantidad de anónim@s Teresas de Calcutas, entregados a otros y que nunca saldrán en titulares, tienen que aguantar humilde y resignadamente la irresponsabilidad y avaricia de múltiples gobiernos que más que gobernarnos nos llevan por lugares inhóspitos en nombre de la defensa de nuestros intereses, pero sólo lo hacen para eso que se llama "ganar", dinero, poder, lo que sea. Y ganan sobre otros y hacen perder toda humanidad, con una ONU de adorno que nadie respeta.
Muchos gobiernos no son dignos de millones de ciudadanos que no se levantan pensando en cómo fastidiar a otros sino en cómo llevar el día lo mejor posible. Esos numerosos anónimos debieran ser los ejemplos, pero no interesan a los que más ruido hacen.
El estar seguro de que existen, sin embargo, me hace reconciliarme con la humanidad, muy a pesar de que el ser humano no sepa gobernar sin volverse un tarugo muchas veces criminal.

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