lunes, 9 de abril de 2018

EGO

Recuerdo que un amigo muy querido me dijo una vez: "Yo antes era rencoroso pero como la vida me ha dado tantos palos, ya no lo soy." No exageraba un pelo en lo de los palos pero la frase no dejó de parecerme extraña.

Hoy la puedo entender mejor. O  por lo menos sentirla mejor. Cuando se siente que se puede perder todo de un día para otro porque uno lo ha sentido perdido durante bastante tiempo, el EGO sale del lugar. De qué preocuparse del orgullo cuando está en juego la existencia y no importó fallecer y se siguió sólo por compromiso. Ninguna medalla que colgarnos de todas formas. Esto nos pasó como le puede pasar a cualquiera. Ningún mérito pues; y, sin embargo, qué liberadora la sensación de que importe un rábano lo que antes se consideraban ofensas o reputación. Quizá sea transitorio. Mientras tanto, a disfrutar de la libertad interna. 
Con amor verdadero y sin aristas ni condicionantes, todo sería posible.

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