sábado, 11 de marzo de 2017

ENFERMEDAD

Amiga enfermedad:
Me dirijo a ti desde aquí. Esta tarde estuviste más empeñada conmigo. Pero caemos los dos. No considero ya que me haces caer y no me quiero enfadar contigo. Donde mis sentimientos se intensifican con tu presencia en gran serotonina hacia la cumbre, también lo hacen en baja serotonina hacia el despeñadero más abismal del sentimiento. En unas horas, en minutos los últimos días.

¿Sabes una cosa? Reconozco que me das algo de miedo porque daño haces pero no me queda otra que unirme a ti y caer agarrado a ti al despeñadero, sabiendo que me levantaré. Y duele y nos sentimos perdidos y no sabemos por qué, amiga enfermedad. Pero si tú no fueras tan dura y no hubiera decidido responder o responderte con paz y amor, a pesar de no ser capaz de responder a quienes me responden, todo sería peor, por experiencias pasadas.
Y al final, en estas letras y palabras te me muestras y no sé separar entre mi persona y tu presencia acentuada con desajustes de sopa química inter--neuronal que me llevan a la ciclotimia de una plenitud que precede al hundimiento. Y un hundimiento que precede a la paz. Este es el cuerpo que me ha venido en suerte y lo acepto.
Y desde mi hundimiento, que es el tuyo y es el nuestro, mi bandera será siempre que pueda blanca y digna, y pienso que cenaré pronto y que no sé nada más, pero hace tiempo que pasó la época de la pelea, de luchar contra ti, que no era más que luchar contra mí y acentuar o irritar más la gran herida que representas y que formas en mí, siendo, TU, ENFERMEDAD, yo a veces, cuando tomabas el control absoluto.
Pero querida enfermedad: tú no eres yo. Yo soy una persona que has elegido acompañar, pero aunque lo has hecho por la fuerza, mi resistencia será pasiva, será la mejor pues contigo tengo que hacer el viaje y es por esto que cada vez te chillo menos, aunque me acabe de descomponer en llanto roto, pero se acabaron hace algo de tiempo ya los porqués, los por qué a mí, porque, en realidad, todos tienen razones para hacerse esa pregunta y la queja no me conduce a nada.
Por eso te hablo en público, por eso dialogo contigo en espejo virtual, por eso te digo que no seré capaz de algunas cosas pero lo seremos de otras y aunque a veces no entendamos nada, esto tendrá un sentido al que me agarro, y si no lo tiene, se trata de que vivamos, a pesar del interrogante, y recordar que al final la vida no suele ser para tanto y no tiene la exagerada trascendencia que le damos tú y yo a todo.
Descansa conmigo, querida enfermedad.

No hay comentarios:

Publicar un comentario