viernes, 24 de marzo de 2017

AGUIJÓN


Si pudiera medir la intensidad del aguijón que se planea sobre uno y dentro de uno ciertas mañanas, y en ciertas tardes, para mirarlo en directo y con calma,  y pudiera sujetarlo, relajarlo, convirtiendo así su amarga punzada en dulce picor,  y hacerlo sin palabras, con la mirada fijada clara en él, sin poner media pastilla más, y sin tener que pensar en topicazos del poco a poco, o el no hay mal que cien años dure, o ya pasará, o paciencia y ya se sabe, o el sólo es por las mañanas sobre todo, y prescindiendo de todos nuestros artificios "brillantes" de rutina mascada ante las mismas preguntas de siempre con las mismas respuestas de siempre, pudiendo decirle de este modo, sin palabras y con los ojos claros, sólo esto algo así como "eh, mírame, vale, cálmate, ocupa tu sitio fuera de mí, deja este lugar limpio como si en él estuviera sólo yo, encima de una arena fina desde la cual mirar el más bello de los mares y todos los más impresionantes colores, sintiendo el mayor de los sosiegos intensos...", si pudiera hacer eso, no estaría yo aquí escribiendo.

Y no acudiría a escribir para obsevarte de esta manera, que más que resistir, pues yo no quiero resistir a nada,  (pues se me hace más grande), escribir en este caso, es aceptar llevarte conmigo; pero ahora recurro al tópico verdadero cuando te digo que el día menos pensado te irás y serás sólo recuerdo.

Ahora sólo quiero sentir mis dedos sobre las teclas mientras escucho esa canción que siempre me abrazó en mi silencio  y me hizo sentir acompañado de la voz natural más bella y armoniosa en relación a un hermoso desgarro algo balsámico en su expresión.

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