miércoles, 11 de enero de 2017

PURAMENTE TESTIMONIAL


   Recuerdo que hace dos años y medio, cuando empecé a dar un giro radical a mi vida, a las mañanas no era capaz de hacer nada todavía, de la ansiedad brutal, tras una horrible depresiónn enésima además, que tenía. No podía leer ni escribir, que eran mis mejores aficiones. Hasta hacer la cama me costaba un esfuerzo. Me costaba mantenerme en pie. 

Debo de dar gracias al hecho de que en cama me encontraba todavía mucho peor que fuera de ella, porque la cama te puede comer la vida si te encamas mucho tiempo, y de que podía (y todavía puedo, pero creo que se está acabando la función de la plataforma de la que voy a hablar) acudir a un lugar organizado por Agifes (asociación de familiares y enfermos psíquicos) que recibe el nombre de OTL (ocio y tiempo libre) y estaba bien, porque allí, mi única misión era mantenerme en pie, no tenía responsabilidades ni nada que demostrar. Si yo me creyese alguien importante pensaría que ese lugar fue creado pensando en mí. Desde luego pensado para personas en mi estado sí que estaba hecho (tormento que se alvia con la compañía de personas con tu mismo problema). Porque la flexibilidad de horarios y de actividades era enorme y cada uno se adecuaba a las propuestas que allí se planteaban de la forma que mejor provecho pudiera sacarles. Y recomiendo ese sitio para todo el que esté en crisis de enfermedades psíquicas o que no consigan organizar su vida. Mucho más eficaz que el ingreso.

Yo me encontraba tan mal en cama, que necesitaba ir allí, aunque me vieran llorar, aunque no fuese capaz de hacer actividad ninguna. En aquel lugar me podía mostrar tal como estaba, hundido, y no tenía que disimular. L@s compañer@s, además de los excepcionales monitores, fueron de una ayuda y de un apoyo vital. Mis compañer@s me veían y simple y llanamente sabían lo que tenía y no venían con consejos que sabían que no me ayudarían, pues a ellos nunca les ayudaron, lo del "pon de tu parte" o "haz un esfuerzo" o "a los demás también nos cuesta" o "valora lo bueno que tienes". Cuando la química de tu cerebro no funciona a pesar de no tener problemas externos, no hay parte, no hay fuerza y no se puede hacer lo que a los demás les cuesta, pues no es que te cueste, es que NO  PUEDES. Y por supuesto si te están torturando (porque esa enfermedad es tortura), no eres capaz de valorar lo bueno que tienes, por muy bueno que sea. Los compañeros, simple y llanamente entendían. Lo habían vivido, lo vivían, sabían. Depresión sin causa externa.
Aquel sitio, OTL (ocio y tiempo libre) se convirtió en un lugar perfecto para llevar a cabo el viraje que tuve que dar en mi actitud de vida. No te obligaban a hacer una de las dos actividades que se elegían. Si no podías, no podías y simplemente estabas allí, o viéndote hecho polvo te dejaban salir a dar un paseo con los cascos (cómo me ha ayudado la música que trajo de vuelta a mi vida en forma de mp3 uno de mis mejores amigos, y cuánto le debo a él). 
Estar con mis compañeros, aunque hicieramos actividades "supuestamente infantiles" era una ráfaga de aire fresco, porque no me juzgaban, porque me aceptaban absolutamente, incluso me ofrecían cariño, y los monitores jugaban un papel fundamental, pues lo que menos hacían era presionarme; sabían que bastante presión solemos tener en la cabeza en las crisis. Por la tarde ya era capaz de escribir o leer y tenía la fortuna de ver a mi chica cuando mejor estaba, desde media tarde. Las mañanas eran a veces tan bestias que a veces me quedaba a comer ahí y estaba el día entero en el lugar de oxígeno vital. Y a pesar de todo pude escribir un segundo libro entre   2014 y verano de 2015, desperdigado aquí y sin mandar a editorial alguna. Tuve suerte.

Hoy día, salvo en un momento de urgencia, no tengo necesidad de ir a OTL, es más, puede convertirse en estancamiento, pero no me doy de baja, sobre la marcha, puede que haya días concretos (y los hay) en que tenga que ir allí. Pues me suelo encontrar bien a las mañanas, que puedo organizar a mi antojo, y a las tardes. Y digo lo de las tardes porque el último año cambié el esquema e iba al lugar a las tardes para calmar épocas de ansiedad. Allí me sentía relajado, en buena compañía y tranquilo. Hasta que empezó a sobrarme. Y encima un día fui excelentemente tratado por dos personas que tenían toda la razón del mundo para hacerlo.

Para colmo  de bienes, puedo organizar mis mañanas para leer, pues no trabajo y cobro una pensión ridícula, a cambio de vivir con mis padres, de los que estoy orgulloso. El trabajo que podría hacer me parece de una explotación tan bestial (ocho horas a todo ritmo con un sueldo penoso) que además me podría afectar mucho en mi enfermedad pues mezclan a gente con discapacidad psíquica con gente con discapacidad intelectual, y el ambiente no es precisamente rehabilitador. Que les pregunten a algunos al respecto. Si eso es reinserción en la sociedad, entonces yo soy un extraterrestre.

Pero hay una cosa. Otra plataforma para enfermos psíquicos llamada Why not, me ha aportado mucho en 2016. Empecé a ir por la radio, pero me encontré con otras actividades y con gente encantadora. Gente que aporta. Hicimos cosas (charla en la universidad sobre nuestra historia, radio en zonas de voluntariado. actividades diferentes) que me ayudaron. Yo tenía la idea de hacer voluntariado y fui demasiado rápido y me la pegué un poco, además de que todavía no estoy fuerte para ello, y mis días van sobre la marcha pues no estoy obligado a ir ni a un sitio ni a otro. 
Todo esto, lejos de hacerme vago, me da tranquilidad para pegarme curros y ayudar a mi madre lo que pueda. Eso sí, cuando vayan bajando las pastillas, de las doce actuales a unas tres o cuatro como mucho, quisiera hacer voluntariado (si me dejan) en favor o con personas que tienen mi mismo problema. Me haría bien. Bien pensado, escribir gratis también tiene algo de voluntariado.

Ha costado y seguirá costando llevar una vida relativamente satisfactoria. El facebook y la escritura también han aportado y agradezco todas las muestras de afecto y de valoración positiva que he recibido.
En fin, a pesar de que están ocurriendo cosas horrorosas en el mundo (en el lejano y en el cercano) mi ser se va serenando. Pero por experiencia sé que aquí uno no se puede confiar ni bajar la guardia, que cada día es un partido a jugar lo mejor posible para evitar poner en alto riesgo el estado de ánimo y que hay que seguir trabajando día a día.

De momento, un moderado Hallelujah.

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