jueves, 5 de enero de 2017

LITERATURA ROMPEDORA.



 Bueno pues ante tantos esquemas repetidos de novela, tanto surrealismo rompedor, tanta tarea de abrir caminos en el siglo XX, tanto insistir que el siglo de la novela y de la literatura por excelencia fue el XIX,  voy y me encuentro con algo que se sale de los moldes, que rompe, que divierte sin dejar de ser interesante, que apasiona sin dejar de ser penetrante, que entretiene sin dejar de entrar en una profunda sensibilidad y hondura del pensamiento. Desde la sencillez, además.


¿De qué estaré hablando? ¿Del nuevo Bolaño? ¿De la reinvención del existencialismo? ¿De la nueva literatura experimental de vanguardia?

 Para nada. Hablo de una novela que se publicó en 1909 y  con la que estoy alucinando: "Jakob Von Gunten" de la que algo ya hablé, de Robert Walser. Jakob es más  interesante para mí que el mismísimo Holden Cauldfield de Salinger. Jakob, por boca de Walser, rompe con todo. Está contento de ser un inútil para las grandes cosas pero útil para las pequeñas, tiene una forma de calibrar a las personas y al mundo absolutamente contraria a la que hemos heredado todos los educados en sociedades supuestamente progresistas, avanzadas y civilizadas.

Walser se sale con Jakob, se adelanta e influye a futuros "grandes" pero es más directo, ameno, profundo y divertido que aquellos en quienes influye. Walser es un escritor con el que me encariñé cuando leí lo que le pasó en  vida, contado por el protagonista de la novela "Bartleby y compañía" de Vila-Matas. Termina en el psiquiátrico, y por sus personajes, ves que el mundo no era lo suficientemente especial y bonito para este hombre tan especial y entrañable en su texto. Por eso terminó, a la edad de 46 años viviendo voluntariamente en un psiquiátrico. Al final le llevan a otro.

Me acerqué a Walser como quien se acerca a un familiar o amigo querido, no como al gran escritor que influyó en Kafka, Musil, Benhard, Mann o Sebald. A la porra con los prestigiosos influenciados. Con el cariño con el que le estoy leyendo me siento hermanado con su personaje (Von Gunten) que decide escribir una parodia de su vida, en vez de quejarse de ellla (que, por cierto, le creaba muchos problemas, pues se le antojaba insoportable). Y opta por ponerlo todo al revés, y no queda otra que quererle y entender que Hermann Hesse dijera que el mundo está justificado con el hecho de que haya existido Robert Walser. El cual no quería ser maestro de nada, sino ser un cero a la izquierda, huía de la pompa y se sentía a gusto sólo en las capas inferiores de la vida, con los modestos, con los más humanos. Jakob es Walser, no caigo en el error de relacionar autor con el personaje, en este caso no, por lo que he leído sobre Walser, Jakob es el muñeco del ventrílocuo genial  Walser. Menos mal que existen libros así, menos mal  que aparecen seres como flores especiales y únicas como Walser. Y aparece en mi vida, en 2017 pero venido desde 1909,

Y Walser probablemente ni admitiría el nobel. Nos encontramos con un artista que no se considera superior a nadie por serlo, al contrario; y que se reiría con ganas de la pompa con la que hablan de él. Se reiría incluso de mis halagos. O no le gustarían. Algunos de los influenciados sí que sacaron mucho pecho y miraron a la gente por encima, sólo por ser muy buenos escritores, que es tan absurdo como si alguien mira  muy por encima al resto del mundo sólo por ser muy buen carpintero.

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