martes, 1 de noviembre de 2016

CAMPEONITA

Mi querida pareja, Susana:
Tu forma de ser va contra un sentimiento universal: el orgullo. Eres la única persona que conozco que no lo tiene. Pero tienes una gran dignidad.

Eres una bendición serena, la constancia casi incomprensible de la dulzura y el cariño. No puedo creer que exista alguien como tú pero eres real, pues contra toda lógica existes y encima quieres seguir siendo mi pareja, cumpliendo trece años juntos en donde siempre has estado AHI.
Yo no me creo eso de que Dios me ha mandado un ángel para aligerar mi pesado mal.
Pero de que eres un ángel, de eso estoy seguro.
Cuántas veces calmaste mis heridas con tu sola presencia, cuántas veces dijiste, "que sí, que sí, que ya verás como sí sales" Y salí. Ni la mejor Julia Roberts, Scarlets Johanson etc pueden superarte. Yo sólo contigo estaré bien. La mejor mujer del mundo no te superaría para mí manera de ver la vida.
No te acuerdas de lo bella que eres y fluyes. Me dicen que te pongo en un altar. Tú te colocaste en ese altar sin darte cuenta, de forma que a la inversa de lo que ocurre en la mayoría de parejas, fui queriéndote más cuanto más te conocía y cuanto menos te conocen los demás, que no te han dado ni cinco minutos para esperar a ponerte la etiqueta que te ponen con dos minutos y pasar a algo "más interesante". Ay los juicios de quienes nada saben.
Lo importante es que lo sé yo, lo importante es que eres la cosa más balsámica y dulce que jamás conocí. Lo importante es que tú eres grande de lo humilde y preciosa que eres. Y gratis, como el aire y el mar y el monte y las rocas. Tú eres el viaje más precioso de mi vida.
En fin, maitia, qué más puedo decirte.
Son las cosas sencillas las que dan valor a esta vida. No es una frase hecha, es algo que se va asimilando con calma.

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