sábado, 28 de mayo de 2016

UN EPILOGO SUBVERSIVO


UN EPILOGO QUE NO ESTA DONDE DEBIERA
 
 
Porque el significado de epílogo es: "Parte final de un discurso o de una obra literaria en la que se ofrece un resumen general de su contenido"
Este epílogo que rompe las reglas se presenta aquí en medio para explicar algunas cosillas sobre los textos englobados bajo el título “Conejillos de indias". En seguida se entenderá por qué. Aunque igual no se entenderá porque el otro día un amigo me dijo que a veces no entendía lo que yo quería decir. Contando conmigo ya somos dos en ese estado, algunas veces.
Los textos que se están publicando con nombre “Conejillos de indias” pertenecen a un capítulo de un escrito más extenso. Este extenso escrito vio la luz pública (en pequeña proporción) en el año 2012, pero fue escrito en 2005.
La forma de relatar este debate televisivo sobre el tema de la depresión, está demasiado filtrada por la presentación maniquea de quien lo relató. Se me dirá que esto ocurre con casi todo escrito que además del fondo se preocupa por pretender ser literario en la forma, pero en este caso, al ser yo uno de los “personajes reales” de la “trama” del asunto, aprovecho para dejar en buen lugar a quien dice lo que yo pienso (pensaba, mejor dicho) y en mal lugar a quienes piensan diferente. Por tanto la tendenciosidad de este relato es mucho más pronunciada de lo que suele serlo habitualmente (toda subjetividad es tendenciosa y sesgada; por lo menos a nivel personal, pero en este caso todavía mucho más).
        
 De manera que lo escrito fue hecho tras un periodo “bueno” (1998-2005) de mi vida. Si se entrecomilla “bueno” es porque yo entonces viví con una autosatisfacción absolutamente inmadura, por mucho que los de alrededor pensaran que yo llevaba bien mi vida. Desde finales de 2005 hasta mediados de 2014, la caída fue monumental.
Desde agosto de 2014 hasta el día de hoy me encuentro en un proceso rehabilitador mucho más sano. Y entonces, así como la cuarta asistente al debate de nombre “Begoña Vélez” fue injustamente ridiculizada por mi autosatisfacción de 2005, ahora opino que así como el psiquiatra radical o el psicólogo radical se descalificaron solos y pienso que lo siguen haciendo. (opino que sus análisis eran y siguen siendo cuadriculados, o por el contrario, obtusos; desastrosos a fin de cuentas), las ideas de Begoña Vélez también tienen su valor dentro de lo que se da en llamar “La verdad”.
Ahora bien, la psiquiatra que opina que el origen tiene trazas de ser orgánico aún cuando también hay mucho de psicológico (yo en mi caso creo que el esencial origen orgánico provocó problemas psicológicos fuertes; problemas que llevo cierto tiempo tratando de resolver y nunca terminaré de resolver del todo (nadie llega a la absoluta madurez, desde mi punto de vista)) en mi opinión y por experiencia, tiene razón. Volviendo a la cuarta invitada “Begoña Vélez”, que habla de cosas relacionadas con la mente y el alma (aún sin nombrarla), y del subconsciente, pienso ahora y repito, que desde mi punto de vista, pueden ir por buen camino. Un camino a explorar con mucha calma; por lo tanto la indirecta descalificación de sus perspectivas, en este momento, para mí, no son justas. Pero como el texto tiene cierto valor literario y muestra como me sentía yo al respecto de una efermedad con la que llevaba 13 años de compañía, lo publico. Tuvieron que pasar más de diez años para llegar a este punto de vista.
Por último, si esos nueve años de calvario yo no podría haber publicado en facebook lo que siento realmente sobre la gente que vive crónicamente en psiquiátricos y con el sufrimiento agudo dentro, día tras día. Y eso que siento es verdad. Yo hice un viaje de ida y vuelta al infierno. Muchos siguen allí, los llevaron hace tiempo a Mondragón y no han vuelto de su infierno, en el que viven; algunos lo seguirán haciendo hasta el fin, pues se cuidaran, sus “cuidadores”, muy mucho de que se vayan de la vida por la puerta de atrás, que es lo que haría yo en ese caso. Cuando vivir es un infierno constante los moralistas debieran de callar. Pero no lo hacen, porque su vida NO es un infierno. Si lo fuera, otro gallo cantaría....
Agradezco a la vida que me haya dado una segunda oportunidad y también al hecho de que, debido a esos 9 años infernales, yo, nunca, JAMAS, me olvidaré de aquellos que están y siguen en el terrible lugar interno donde estuve y del que pude salir y seguiré saliendo; yo no puedo olvidarme de los que sufren día a día (sean refugiados o enfermos psíquicos) cuando yo fui uno de ellos.
También agradezco al cariño enorme de la gente dentro y fuera del facebook, aún no habiendo pasado esas personas por mi experiencia. Esas personas son tesoro.







 


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