viernes, 27 de mayo de 2016

CONEJILLOS DE INDIAS (4)

--Bueno—la presentadora jovial nuevamente-- en cualquier caso vemos que nos encontramos ante un tema más complejo de lo que se pueda pensar en primera instancia, pues ya entre distintos especialistas tenemos distintos puntos de vista. Querría escuchar ahora la opinión de Begoña Vélez pero les rogaría desde ahora que, dentro de lo posible, sus opiniones no se extiendan demasiado, pues ya saben que en un programa de televisión en directo el tiempo es oro.

Begoña Vélez era la autora de los libros de auto-realización personal, además de otras cosas antes mencionadas. Entró en la conversación (si es que así pudiera llamarse a lo que allí ocurría) con lo que sigue:
--Buenas noches. Veo que la presentadora quiere llevarnos a ritmo de carrera de coches —comenzó diciendo con una abierta sonrisa de corte clerical-- Por una parte es de entender, pues no es ella, la presentadora digo, quien establece el horario. El problema que veo aquí es que será difícil que en esta media hora que nos queda podamos aportar cierta claridad sobre estos temas, existiendo puntos de vista tan diversos y muchos temas sobre los que convendría hilar fino o cuando menos tratar de matizar lo más posible.
Estaba escuchando a mis predecesores a modo de espectadora televisiva como si yo no formara parte del debate. Es curioso que mientras los escuchaba sintiera pena de que todos estos temas se reduzcan siempre a explicaciones (de origen y solución) bioquímicas, o por el contrario a planteamientos del tipo de terapia psicoanalítica o terapias psicológicas de apoyo. En el primer caso se provoca el consiguiente tratamiento con drogas legales vendidas en farmacias que muchas veces no hacen sino aborregar al paciente, habiendo como hay por otra parte productos naturales en el terreno de la homeopatía que producen beneficios sin efectos secundarios prácticamente. Por otro lado, con la psicoterapia se obtienen muy pocos beneficios comparados con la inversión de dinero y tiempo que este tipo de enfoque y trabajo exige.
Es pues un error, en cuanto a los orígenes de la depresión, reducirlos a razones químicas o psicológicas. Todo esto es demasiado racional. Los orígenes, creo yo que sí serían en parte psicológicos, pero también sociales o culturales, sí, no me ponga usted esa cara señor Esteban; lo que quiero decir es que se nos ha enseñado a vivir de una forma muy superficial; vivimos de cara al exterior cuando no sabemos que la auténtica fuerza está en el interior de cada uno, y sería por ahí por donde habría que comenzar.
--Por favor, señora Vélez, yo le rogaría que fuéramos directos al problema de la depresión sin entrar en temas demasiado filosóficos o sociológicos, para poder iniciar cuanto antes un debate abierto sobre el tema- terció otra vez la presentadora con una cara muy seria.
--Pues es que precisamente a eso iba ––respondió Vélez con otra amplia sonrisa, no pude distinguir si falsa o verdadera, más bien parecía falsa, no podría asegurarlo—con lo que estaba diciendo. Como decía el gran maestro de la autorrealización Antonio Blay, los orígenes de la mayoría de las depresiones, aunque no digo que no existan raras excepciones, están sólo en la mente, en el psiquismo consciente e inconsciente de cada individuo.
En ese momento Esteban pronunció un indignado y muy audible ‘¡por favor, un poco de seriedad!’ Pero Vélez hizo caso omiso de esto y siguió con su parlamento:
--En el caso de la depresión, el individuo hace una valoración errónea de la realidad al pensar que no sólo no llega en absoluto al ideal de ser feliz o no infeliz que se ha marcado, sino que concluye también que nunca llegará a ello, por lo tanto siente y piensa (erróneamente) que no tiene energías para evitar su tormento depresivo y ahí llega la derrota absoluta. Pero las energías siguen ahí, aunque retenidas. Es un bloqueo de energías. Es la convicción de que no hay energía cuando de hecho la hay.
En fin, desde nuestra perspectiva, la depresión y todas las enfermedades, todas, incluido el cáncer, las crea la mente --eran dignas de ver en aquel momento las caras de Ana Alonso y José Esteban que con sus gestos faciales parecían querer decir “¡Esto es increíble!”-- En este orden de cosas—prosiguió Vélez-- estamos convencidos -hablaba en plural, supongo que representando a otros, o en nombre de alguien, quizá del nombrado y fallecido Antonio Blay- del tremendo poder curativo de la misma mente, sobre todo con ayuda de la parte inconsciente de cada individuo (por ejemplo si se accede a ella por medio del yoga, por medio de la expresión a todos los niveles, o a través de meditaciones, espiritualidad etc) Creo que logrando descargar las energías retenidas en el subconsciente, así como poniendo en práctica constante el amor a uno mismo (lo que traerá el amor a los demás) y el pensamiento positivo, se puede conseguir eliminar todo tipo de angustia y estados emocionales negativos y dolorosos, incluida la depresión, pues el mayor poder contra estos males lo tenemos dentro de nosotros. Contamos con energías de amor y de inteligencia suficientes dentro de nosotros para hacer frente a todo sufrimiento psicológico. No decimos que no haya casos realmente patológicos y de excepción que necesiten de medicación psiquiátrica, pero incluso en algunos de estos casos, por medio de medicina natural y procedimientos de control mental o yoga se pueden atenuar muchos de los síntomas.
No es mi intención deslegitimar a mis compañeros, o hacer las cosas más complicadas, pues admito que todos podemos tener nuestra parte de razón, ninguna teoría tiene porque tener un carácter excluyente; pero desde mi experiencia e investigación creo firmemente que hay que realizar un trabajo interior, no quizá demasiado psicoanalítico, sino por medio de otros muchos aspectos de tanta o mayor importancia. La depresión es un gran mal y necesita grandes remedios, sin tener que recurrir siempre a la fácil salida de unos medicamentos. Se requiere un esfuerzo que no se haga por medio de la fuerza de voluntad sino de forma indirecta; hemos de sacar toda la energía positiva que llevemos dentro; pero lo que digo es válido también para la gente sin problemas agudos de ánimo pero que quiera llevar una vida mucho más plena y feliz. Y esto se puede conseguir. Pero con trabajo y tiempo. La felicidad está alcance de todos. Y esto, es lo más grande que tenemos dentro de nosotros. Lo que nos eliminará todas las tristezas y malestares psicológicos, pues la felicidad, repito, la descubriremos en nuestro interior.
Mientras hablaba Begoña Vélez hubo un par de comentarios cerca de mí y fuera de micrófono que me llamaron mucho la atención. El primero de ellos me hizo gracia y fue hecho por un ayudante de cámara que estaba al lado mío y que le dijo a un compañero: “Menudo coñazo, vaya chapa tío, este programa a esta hora no va a durar en parrilla ni dos semanas. Te apuesto una birra.” El otro comentario fue hecho en un susurro. Resulta que yo me encontraba sentado entre un psiquiatra (Esteban, el de las teorías químicas) y la otra (Ana Alonso.) El primero, mientras se tapaba con la mano el micro, le dijo a la segunda mientras hablaba Begoña Vélez y señalando a esta última disimuladamente: “Psicosis de omnipotencia infantil” Los dos sonrieron.

--Bien señores –intervino la presentadora-- veo que no se han limitado a responder a mi primera pregunta sino que de alguna forma han comenzado a responder a la que tenía preparada para comenzar el toma y daca del debate. Soluciones. Cómo superar la depresión. Ya se han dicho algunas cosas pero tratemos de concretar. Se abre el debate y a partir de ahora me gustaría tener que intervenir sólo en el papel de moderadora moderada (se rió de su chiste) para que ustedes puedan intercambiar sus puntos de vista de forma espontánea, contestar a alusiones o matizar lo que no quede claro.

CONTINUARA....



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