viernes, 6 de mayo de 2016

MI MADRE YA DIMITIO

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Ciertas personas creen que porque desnudas tu alma, te encuentras muy indefenso ante todos los peligros que ellas ven en su propia vida y los extrapolan, pensando que esos peligros, también lo son para ti. Con toda la mejor intención del mundo adoptan el papel de madres, porque te quieren.
El problema es que se equivocan. Tu enemigo no es el externo, tu enemigo está en tu propia casa interior personal, en forma de enfermedad. El trabajo que esta te da convierte en ridículos los miedos y peligros que ves en tu exterior, y de los que esas personas encantadoras te quieren defender. Tú ya estás muy defendido simplemente sobrellevando el descontrol que tus neurotransmisores te provocan a nivel de estabilidad. Es un trabajo muy bestia. Y eso convierte, repito y repito, al peligro exterior supuestamente universal, en algo completamente inofensivo para ti mismo.
Estas madres postizas no saben que la tuya propia, aún estando viva, abdicó hace mucho tiempo de su puesto, pues vio que maternal-- protectoramente, estaba de sobra.
Conocí una chica encantadora en el Sanatorio de Usurbil que me decía que nuestro trabajo no consistía en convencer a los demás de que se equivocaban, sino en encontrar nuestro camino y hacer un esfuerzo para que nuestros terapeutas puedan ayudarnos. Esta entrañable amiga entre las mejores amigas, vería pues, estériles e inservibles los tres párrafos que anteceden a este en el que estás tú, si es que hay alguien leyendo esto...
Pero es que los días en que uno no duerme casi nada, a veces, ese uno piensa que no está de más recordarse (en público, por si sirviera de algo) estas cosas.

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