miércoles, 18 de mayo de 2016

AL FINAL DEL DIA


 El ex-presidente de Uruguay Pepe Mújica afirmó en una mítica e insólita entrevista, que la honestidad intelectual era básica en la política.
      Yo considero que si uno desea ser ideológica o moralmente libre también debe de tener honestidad intelectual.
       Hoy, he caído. Hoy, he perdido la tarde, o la tarde me ha perdido a mí. Hoy, la dispersión y la obsesión me han secuestrado en su marasmo de redes enredadoras. Hoy, ante las circunstancias adversas, he fracasado. O me han derrotado mis males. Da igual uno u otro planteamiento.
       Pero es ley de vida.
       El cantante Mikel Urdangarin afirmó antes de una canción titulada "Hauskor" (rompible, en traducción bastante pedestre) que cuando nacíamos nos decían que la vida era dura y que debíamos de ser fuertes. A partir de ahí comenzábamos a buscar seguridades por todas partes, a convertirnos en personas frías y calculadoras, a poner distancias. Él decía que era mejor que nos dijeran la verdad; lo que para él era verdad también lo comparto yo: debían de habernos dicho que éramos vulnerables (rompibles), que nos "romperíamos" o caeríamos durante el trayecto de la vida. Pero que no pasaba nada, que  nos levantaríamos y seguiríamos, y nada más. Saber que hay que pagar un precio o cota de dolor  por los momentos felices que podemos recibir a cambio y nada más.
       Yo no opino, lo que opina el personaje de "Private investigations", canción de los Dire Straits (sí, escucho música a todas horas, es más que evidente). Ese personaje decía: " ¿Y qué te queda al final del día?  Una botella de whiskey y una sarta de mentiras." No, no creo eso. Al final del día sólo queda el final del día y de mañana no sabemos nada. Pero me seguiré levantando, no de la cama, sino de mis hundimientos anímicos.
      Siempre que las circunstancias no sean extremadamente graves (guerras, hambre, enfermedades, pertenecer a grupos de refugiados o vivir en un país bombardeado inmisericordemente) los que vivimos en el,  con muy mal gusto llamado, "primer mundo", tenemos ese privilegio. No, ya está empezando a haber mucha gente en el primer mundo que no tiene las necesidades básicas cubiertas.
        Que cada cual haga lo que quiera al respecto. Yo no puedo ayudar a los millones de desfavorecidos de un mundo tan injusto, pero sí al que tenga más cerca y lo haré, siempre que ese alguien quiera ser ayudado, lo haré. Siempre que pueda ayudar. Pero primero me tengo que ayudar a mí. Y aún así habrá veces, que sin querer, haré daño, y me dolerá más hacer daño a otro, que hacérmelo a mí mismo, pero soy un ser humano con todas las connotaciones positivas y negativas del término "humano".
    Ayudar al otro no significa necesariamente resolverle el problema. Muchas veces es imposible. A veces basta con escuchar. Es más, escuchar es en ocasiones, lo único que se puede hacer. Y no vale nada con sentirse impotente por no poder solucionar a otro su desgracia.  A veces no podrás... Hay que seguir intentándolo con la vida, una y otra vez.
        
       Probablemente sólo he dicho obviedades, pero no me gusta dejar una imagen de lo que no soy. Ayer fue cara, hoy es cruz. Tenía que decirlo, no por protagonismo, sino que al   ver que la cara de ayer ha recibido 64 visitas, tenía que ser leal conmigo mismo y mostrar TODA la realidad. No es tan simple. Pero tampoco tan complicado.
       Eso es lo que queda al final del día.
         Mañana si podemos, volaremos de nuevo en los más mágicos instantes que nos lo permitan.

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