miércoles, 12 de octubre de 2016

MARAVILLOSA-MENTE



Volviendo a una “Mente maravillosa”:
Me hubiera gustado que eligieran a un NO ganador para explicar la esquizofrenia. Pero lo tuvieron que hacer, siempre lo han hecho. Cogen a un guardaespaldas al que interpreta Kevin Costner, y lo convierten en superhéroe. Cogen a una persona con discapacidad intelectual (corre Forrest, corre) y lo convierten en un genio. Pero es ingenuo lo que digo. A quienes hicieron “Una mente maravillosa”, no les importaba la esquizofrenia, son artistas, no altruistas, es normal. A ellos les importaba hacer una película exitosa en taquilla. Y de paso, sirvió para que mucha gente pudiera entender a un esquizofrénico en sus crisis. Desde ese punto de vista bravo, se contentó a todos, desde ese de punto de vista.


Ahora bien, pienso, de todas maneras, que también se puede hacer una historia exitosa en taquilla, hablando de un esquizofrénico no ganador, y la gente vería, de paso, qué es una esquizofrenia. Lo malo es, que, para ello, hay que ser un genio.


Tal que Amenábar en “Mar adentro”; y es que hay que tener una cabeza y una capacidad creativa descomunal, para crear la maravilla que hizo Amenábar con un guión que todo el mundo conocía: un tetrapléjico quiere morir y al final lo consigue con ayuda; para crear aquella maravilla partiendo de una línea argumental tan pobre (por muy dura que fuera en contenido) hay que ser como Alejandro Amenábar, y gente con semejante talento no abunda. Inmensos Amenabar y Bardem, en esa película.

Bardem creó a un Sampedro más entrañable que el real, pero qué importa. Sí, su acento, su manera de decir las frases, su expresión facial sonriente mientras decía cosas terroríficas a favor de la muerte, quitándole toda la importancia que se le ha dado, de una manera casi jovial y natural, esa manera de mover la cabeza mientras hablaba, con una manera de pronunciar las palabras tan absolutamente entrañable… era genial; insólito ver a alguien hablar de que quiere morirse con unas maneras vocales y faciales de tanta ternura... Yo personalmente, y ya que estamos con este tema tan superficial y vacío (la muerte, ¿a quién le interesa esa frivolidad?), en fin, totalmente carente de interés, veo que no tengo tanto miedo a la muerte como muchos, pero eso se debe a mis experiencias, y como hay gente que me necesita, yo ya no puedo buscar mi desaparición en suicidio. Pero creo no tenerle miedo a la muerte. Esta vida es muy agotadora.

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