martes, 18 de octubre de 2016

HEROES LITERARIOS: A POSTERIORI.



Herman Melville fue marinero desde los 17 años. De vuelta a casa, pasó a ser escritor. Publicó un par de novelas en las que narraba sus exóticas aventuras. Grandes éxitos. Al escribir  su tercera obra (considerada hoy maestra), de título “Moby Dick”, abandonó la aventura por la alegoría; en consecuencia, sus lectores de las anteriores novelas le abandonaron; vamos que dejaron de leerle. Repito, Moby Dick está en las listas (de los que son más listos que el resto), de las mejores obras del siglo XIX. Y algunos dicen que de la historia de la literatura. Y Melville, quizá, se iría a la tumba, creyendo, según las matemáticas (tanto vendes tanto vales), que esa novela era malísima.

Según Eugenio Baroncelli (libro “267 vidas en dos o tres gestos”, editorial Periférica, páginas 132 y 133) las dos primeras novelas exitosas de Melville eran “ligeras y puritanas”, cosa que yo no puedo confirmar pues no me las he leído, pero me fío de Baroncelli, que aunque no lo conozco personalmente, y sólo el otro día me enteré de que era escritor, parece una persona muy cabal. Por tanto, tuvo mucho éxito como escritor en dos novelas que Baroncelli, y seguro que no sólo él, consideraba frívolas, y cuando escribió lo mejor, le dejan. Yo creo que al ver esta reacción, Melville se diría “¿Y qué hago yo ahora tras tanto esfuerzo”. Vendió poco y no gustó a nadie. A los treinta y tres años (supuesta edad de muerte de un ilustre de la historia) se consideraba un fracasado (o naufrago) de la literatura. Murió en 1891, viejo, solo y olvidado.



Kafka quería permanecer en el anonimato y nunca se convenció totalmente de su talento como escritor, sólo veía en la tinta y el papel una forma de desahogarse. Su amigo Max Brod publicó los manuscritos del checo Kafka, aunque el escritor le había pedido que los destruyera luego de su muerte y si no hubiera sido por su desacato, Kafka ni siquiera hubiera sido conocido por nadie, a nivel literario digo.



Kafka empezó a llamar la atención de lectores internacionales y actualmente es un referente obligado de la literatura universal. Pero empezó a llamar la atención, después de muerto, pues nada había publicado en vida. Algunos le consideran el mejor escritor del siglo XX. Y él, que se largó de la vida creyendo que era muy mediocre...

Algunos de los autores que inspiraron los escritos de Kafka, fueron Dickens, Flaubert, Cervantes y Goethe. No sé cómo se sacaron estas conclusiones; supongo que las dejaría escritas.


Yo pienso que si hay otra vida detrás de la muerte (asunto 

sobre el que tengo dudas, a pesar de ser un estúpido 


creyente), en esa vida de sol, brisa y paz alegre constante, en 


esa vida tan suave y agradable,donde no cabrían los 


malísimos ratos que nos pasamos aquí en tierra, Melville y 


Kafka, andarán dándose unos paseos muy majos, en los que 


se acordarán de lo mal que lo pasaron antes de morir.


Y si se les ocurre mirar hacia este mundo nuestro de cada día, 


y ven cómo a los más grandes catedráticos y literatos de alto 




vuelo intelectual se les llena la boca diciendo “Oh sí, el gran 




Melville, qué obra, qué fuerza, qué grande su novela Moby 




Dick y con cuán alta maestría precedió a nuestro gran Kafka, 




en su corto pero extraordinario libro 'Bartleby el escribiente' 




oh, qué grandes ámbos; Kafka, inmenso, qué brillante y 




grande él también, oh “La metamorfósis”, “El 





proceso”...inmortales los dos” "Exquisitos, qué rudeza 




sensible tan poderosa"; pues eso, que cuando oigan y vean 




eso, se partirán de risa muy a gusto (google informa que 




escribir “agusto”, es una incorrección) y con muchas ganas. 




Dirán, ay esta gente, mira que son raritos...

Y Kafka, que fue una persona tremendamente atormentada y 

sufrió muchísimo en vida, quizá diga, “Por mí que digan lo que 


quieran, a quién le interesa esa gloria con lo calentito que 


estoy aquí en el infierno del paraíso, sin que el mundo me 


moleste todo lo que me molestó...”

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