lunes, 25 de abril de 2016

SER ALGUIEN EN ESTA VIDA



¿Te suena de algo, aunque lejano, la frase, "por ese camino, nunca llegarás a nada en la vida"?
Yo ya he llegado; no pienso decir a QUE.

Ya me desnudo demasiado en otros aspectos. Sólo que mi cabeza (no yo, la capulla de ella, que, por medio de enfermedad sumada a mensajes incoherentes que me lanzó esta sociedad, me machacó hasta ciertos tiempos no muy lejanos) no se reeduca de un día a otro, por mucho que veo el camino por el que voy, y en el que ya estoy y ES el que deseo, no quiero más, pues me gusta este camino, que está rozando lo suficiente ( me gustaría de manera Sobresaliente si no viera en ese mismo camino a millones de gente sin hogar, sin medicina, sin nada de lo que yo tengo); sí,  mi cabeza no se reeduca de un día para otro, repito; pues esa cabeza había sido muy gilipollas por el caos que se originó de una enfermedad que no me dejó organizar una personalidad mínimamente estable; el caos que originó la enfermedad, y no YO, queridos psiquiatras  regañadores (bueno, y no sólo psiquiatras estos últimos, sino gente que sabía mucho de la vida), se me presenta todavía en la cabecita, en forma de tics fascistas contra mi persona, que se van borrando sí, pero la cabecita, cuando estoy desprevenido, todavía pulsa mecanismos muy tontos. Los posos de toda la porquería que me mandó. Ya se irán, yo me voy por otro camino y no me pienso poner a hacerles caso, aunque me hagan daño. Pues esos mensajes en los que la cabeza me dice cuatro cosas bien dichas (cuatro tonterías, quise decir), no me los creo ya.

Eso. Ya he llegado a ALGO EN ESTA VIDA. Y ya está. Y ya está bien. Y ya era hora. No me vais a engañar más con cantos de sirena en forma de sutiles anuncios comerciales. He tirado el mando a distancia de selección de vuestros discursos destructivos a la basura.

Siempre suelo recordar una anécdota al respecto de estas historias. En la boda de mi hermana, una amiga de ella, que había sido profesora mía en COU letras, y por la que siento un enorme cariño y simpatía, dijo a mis padres, en mi presencia que "yo iba a llegar lejos" (yo tenía 19 años): Mi querida P.M, conociéndote como te conocí, sé que lo dijiste con un cariño y una bondad muy grandes. El problema no eras tú, nos han educado así a todos. Y yo me puse a obedecer, sin saber además que aparte del enemigo de unos mensajes externos alocados, pero tomados con mucha solemnidad, tenía también un enemigo dentro. Y así salió todo.

Ya lo he contado, seguro que también por escrito, pero me merece (a mí) la pena, repetírmelo. Mi querida pareja, precioso ángel de la guarda con la que estoy desde hace 12 años y medio, cuando le conté lo de la profesora amiga de mi hermana me dijo la frase más genial que he escuchado al respecto: "Ya has llegado lejos: al psiquiátrico"...Y me quiere.

La cabeza, entre otras tonterías que me suelta cuando estoy desprevenido, sin vivir el momento en donde estoy, lanza órdenes dictatoriales: "Escribiste un libro, luego otro sin editar que desperdigaste a pedazos en el blog, desde el 30 de septiembre hasta el veintidós de febrero; ahora debieras escribir otro, en vez de andar con lo del Facebook y el blog" Y me exige que cumpla con esa bobería. Y si me pongo a razonar con la imbecilidad de lo entrecomillado, que tiene demasiado que ver con "lo que hay que hacer en esta vida, objetivos que marcarse..." peor. Sólo le puedo decir esto:

 El objetivo, todos los objetivos, ya están cubiertos, atontada cabeza. Estoy en el objetivo (u objetivos ya), se acabaron los proyectos para ser feliz. No pienso ser  esclavo de esas ideas. Estoy vivo ahora, y escucho a Lehonard Cohen mientras escribo y tomo un cafecito con una calefacción insólita que tenemos que poner por mucho que estemos en abril.

¿Y me exiges más cosas, cabecita tirana? ¿Y quieres que me preocupe por esas chorradas? NO NO NO. No te das cuenta de que vivo como un burgués, no te das cuenta de que aunque tenga pesadillas por las noches y malas mañanas, de que a pesar de que me medico, de que a pesar de los malos ratos que los burguesitos tenemos, otros están viviendo en una pesadilla crónica, día tras día. Así que cabecita, yo estoy muy bien como estoy. Siendo yo.

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