domingo, 24 de abril de 2016

¡¡ESTAN TONTOS ESTOS HUMANOS:T.O..........!!!


Existían en estas tierras, tres articulistas de revistas muy importantes que se ponían las botas cada Domingo, criticando al resto del mundo en forma de artículos dominicales. Y hablo en pasado porque ahora igual no lo hacen. Y digo igual, porque el médico me prohibió leerles. Pueden haber cambiado.
   
Pero en un pasado no muy lejano era normal que los articulistas hicieran eso; nadie podía llegar a ser tan MACHO como ellos. Si en el mundo fuéramos exactamente siete mil millones de personas, yo entendía, o interpretaba  muy mal, que cuando hablaban mal de todos, estaban hablando de las 6.999.999.999 personas que no somos como el que escribía cada uno de esos artículos, y que no nos enterábamos de lo que valía un peine.


Pienso que lo que les ocurría es que no soportaban sus propios fallos humanos, y cuando los veían presentes en otras personas iban a  por esas personas (de hecho, el más humilde de ellos llegó a decir que era insoportable la soberbia de Ada Colau; como no sigo la política creo que esa mujer ha sido alcaldesa de Barcelona y seguro que todavía lo es porque me hubiera enterado, por mucho que ya no lea periódicos ni vea telediarios).
Yo creo en lo que he dicho hasta aquí  porque me parece de manual vivencial. No hace falta haber leído a Freud, ni haber estudiado psicología. Basta con haber pasado algunas temporadas en un par de psiquiátricos. Allí nadie se puede esconder ases en la manga, como se hace fuera.
(Pero ¿Cómo me atrevo a descalificar a tres personas? Porque en el fondo, por mucho que vaya de listo, está claro que soy un envidioso y no soporto que haya gente superior a mí, y pienso, en mi subconsciente, que en el fondo lo son, a pesar de su prepotencia.)

Si no tuviéramos en cuenta el hecho de que mi subconsciente se acaba de meter entre paréntesis, tendría que ser lo suficientemente consciente como para darme cuenta de que estoy haciendo con ellos exactamente lo mismo que les critico que hacían con otros. Y como el hombre más insólito que he conocido, dijo que la honestidad intelectual es la base de todo, pues sí, tengo que reconocer que soy igual (o mucho peor) que esos a los que he comenzado criticando. Igual de mediocre, o peor.

Los marcianos, que existen, vaya si existen, (de hecho el otro día hablé con un par de ellos) me contaron que ellos tienen un dicho sobre nosotros: cuando nos ven cómo andamos en el planeta tierra, la expresión que suelen utilizar es “están tontos estos humanos”.

Me dijeron que se compadecían de nosotros pues no salimos adelante por una grave enfermedad que tenemos todos: dicen que a nuestra enfermedad le llaman “el trastorno del orgullo”; que hablamos de legitimidad moral, de dignidad y de valores, de solidaridad y de otras cosas, pero que nuestro “T.O” (a partir ahora al “trastorno del orgullo”, lo llamaré “T.O”) nos hace mal y esa enfermedad, hace que vayamos todos cuesta abajo y sin frenos.
Vamos, que el T.O, es el que hace ir al mundo a peor. Y que la tenemos todos, salvo una tal Susana, que es la pareja de un terrícola que se llama Antxon Rabella  que anda, este último, diciendo o escribiendo muchas chorradas por internet. Dicen que Susana es como ellos, que le da lo mismo que le digan que es muy buena y maravillosa y muy agradable, o que le digan que es una superficial y una tonta del bote. A ella esas cosas, elogios o descalificaciones, le entran por un oído y le salen por el otro. Que no conocen más casos.  Y que ella se libra de muchos tonterías por las que sufrimos los terrícolas, al no padecer T.O. Que por lo visto, la enviaron ellos mismos a hacerle compañía a un tal Rabella, que andaba muy perdido, y que sin esa marciana tan poderosa, el tal Antxon no habría salido adelante. Lo único malo que se ha provocado con el bien de Susana, es que su novio, al salir adelante diga: Donde dije digo, digo Diego.

Pues eso es lo que opinan los marcianos de nosotros, que nos miran con mucha compasión por nuestro “T.O” : “Están tontos estos humanos...”

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