viernes, 15 de abril de 2016

QUÉ ES ESCRIBIR BIEN


              Entro en este cuadrado de mi blog, que enmarcaría un hipotético texto mío, si es que al final sale, a tumba abierta y sin tener ni idea de qué es lo que voy a a escribir, sin saber de qué va a ir la historia. Por eso pongo el título al final. Si lo pongo al principio me siento en la cárcel del tema elegido y no puedo volar.
            Yo, sobre los escritores, he escuchado mucho la mítica frase del pánico a la hoja en blanco, de cómo rellenarla, o de la cantidad de material en forma de hojas, cuando escribían a máquina, que rompían tras horas de esfuerzo haciéndolas. Me suena ("¿me suena?"; expresión nada fiable en terreno de citas) que Flaubert dijo una frase al respecto, del tipo: "Esta tarde he puesto una coma, y al final la he tenido que quitar." Ese había sido todo su trabajo literario de horas de reflexión y atormentadas dudas delante del papel. Y mira que yo soy perfeccionista pero si esa frase que me suena, fuera cierta, Dios mío, escribir debía de ser una tortura para quienes quisieran alcanzar la gloria literaria por medio de la perfección en la forma y en el  fondo.
              
             Pero es que para mí, que tengo la suerte de que escribir me hace disfrutar (algo bueno, aparte de Susana, tenía que haberme tocado), lo bueno de la literatura, es que no es ciencia exacta, es que admite la imperfección. Es más, esa imperfección puede ser más bella que la fría matemática de la perfección literaria (si existiera): bien, sí, bonito, pero no me hace sentir nada.
         
            También me suena (la verdad es que no tengo vergüenza; qué poca seriedad; qué  forma tan literalmente indocumentada para escribir; "¿te suena?; tú lo que eres, es un perroflauta de la pseudoescritura"; por cierto ¿Será correcto decir "tú lo que eres, es un perroflauta"? ¿Dos veces seguidas el verbo ser aún en tiempos verbales diferentes? Me da igual, hoy busco el desmelene punk o hippie  pseudoliterario... ( no te engañes, es una excusa para justificar los fallos)), también me suena, decíamos hace unos minutos, que Borges hacía, tras un arduo esfuerzo, un primer borrador de un cuento,  y luego escribía otro borrador sobre el primero, otro sobre éste etc etc; nunca llegaba a estar contento del todo con cada nuevo borrador y decía que solía comentarle a su amigo Bioy Casares, también escritor y con el que escribió, por lo menos, un libro a cuatro manos, que en realidad él lo que hacía era entregar el último de sus borradores a la editorial, como texto definitivo y por aburrimiento, pues él podría seguir perfeccionándolo... El perfeccionismo literario te puede volver loco, porque, ¿Dónde está la barrera entre lo correcto y lo no correcto en la literatura? Es más, "corrección" es una palabra que me casa fatal en la cabeza para referirme a la literatura. Luego diré qué es lo que pienso sobre la expresión "escribir bien".
        
           Francamente, y como diría Angel Mosterin, yo de estos temas no tengo ni idea; pero temerariamente voy a opinar (una opinión que puede ser disparatada, pero opinión) que para mí la literatura es duda, obsesión (hermana del miedo) y sentimiento universal hecho letras o arte, y la duda, la obsesión y el sentimiento general no admiten las frías ciencias exactas, pues en la expresión del sentimiento y la duda puede haber un sólo paso entre lo ridículo y lo sublime. Y no lo digo yo (expresión esta última que utiliza mucho Pablo Iglesias), lo de que en las artes hay un solo paso entre lo ridículo y lo sublime, lo dijo el cantante de Siniestro Total, que es una autoridad literaria, no tan alta como la mía pero autoridad. ¿Ves? Ya estoy haciendo el ridículo por querer ser graciosamente sublime.... Pero a pesar de hacérnoslo pasar mal, a mi parecer, la duda  o la obsesión (hermanita del miedo), son el material con el que se cocina la belleza artística. Y también el humor. Es más, el humor nos compensa de los malos ratos que pasamos por la incertidumbre o las obsesiones universales, utilizando éstas mismas, paradójicamente. Aunque igual estoy diciendo chorradas.

           Marcel Proust iba más lejos en la búsqueda de la perfección literaria; corregía, corregía y no dejaba de corregir; reescritura tras reescritura (el escritor Javier Cercas dice que le encanta reescribir, por cierto), y al final, entregaba el supuestamente definitivo texto. Hay fotos en las que se observan libros ya editados y supongo que salidos a la venta, de Proust, en los que se ven correcciones a bolígrafo o a pluma  del propio Proust  en su propio libro ya editado y salido a la venta. Yo pasé años buscando el libro perfecto; para leerlo me refiero; nunca lo encontré.
       
     No suelo tener problemas ni sufrimientos al escribir (por eso cometo fallos en tildes, en puntuación y meto palabras que sobran, aunque otras veces faltan); escribir, ya lo repetí dos veces,  me cuesta menos que leer aunque también me gusta leer y disfruto con la lectura; yo he sido perfeccionista pero en el comportamiento  (y todavía lo soy, más de lo que me gustaría), lo que me hizo meter la pata y pasarlo mal demasiadas veces...
       
        Y ahora qué digo. Lo que te dé la gana. Pues eso, que creo que la vaca no da hoy para más, que a pesar de que quieras espantar malos espíritus (o por lo menos incómodos espíritus interiores) por medio de la escritura, no siempre se le ocurren a uno cosas minimamente dignas de ser publicadas una vez escritas... Hace unos años un amigo me dijo que había un escritor, que era un obseso de la escritura, que no podía dejar de escribir casi todo el tiempo, rozando la locura, y que escribía en una especie de diario todo lo que le pasaba, no sólo por la cabeza, sino en cuanto experiencia práctica también. Que llegaba a decir cosas como "He apagado el gas". Y le publicaban esas cosas.
         
          Hoy en día es peor; con internet,  hasta los más idiotas podemos publicar en blogs gratuitos y hasta en el facebook; y como dijo una mujer muy sabia los mediocres publicamos mucha morralla....
    
       Cambiando de tema de forma insolente y absolutamente irresponsable (que es el lujo que nos podemos permitir los mediocres): Yo lo que no quiero pensar en esta vida es, por qué pensaré lo que suelo pensar que pienso que solía pensar cuando pensaba todo lo que no quería pensar si me ponía a pensar según qué cosas. Nunca me perdones por esta última frase, lector; y si te has tenido que ir al psiquiátrico por ella te visitaré todos los días.
          
         Ay Dios mío: Pensar, pensar, tanto llegué a pensar que al final ni yo mismo llegué a saber qué era lo que pensaba realmente. O lo que es peor, nunca estaba seguro de si lo que pensaba a cada segundo era lo correcto, y como el pensamiento del sentimiento, precedía (ansioso, impaciente, impulsivo y con mucha presión y  con una agonizante sensación de incertidumbre) al comportamiento, pues  la acción que llevaba a cabo en la práctica, me producía,  consecuentemente, una tormentosa duda de si lo que hacía era lo correcto o no. Me vigilaba como un policía torturador, dudando y poniendo en cuestión cada pensamiento y cada acción consecuente a ese pensamiento. Qué infierno. Y cómo respiro ahora. 
      
           Salí. ¿Publicaré esta basura? ¿Es basura lo que he escrito? ¿Le doy a publicar y lo llevo al facebook o lo eliminaré enseguida? QUE MAS DA. HAZ LO QUE TE DE LA GANA, me dice el psiquiatra que tengo en mi interior, que acaba de darle una gran paliza a mi vigilante y torturador policía que me quiere machacar con la conciencia del DEBER de las cosas bien hechas, y no me quiere dejar disfrutar. 

               En cuanto a la cuestión de, en qué consiste escribir bien, yo no lo sé. Me tranquiliza saber, que Roberto Bolaño, antes de autodenominarse novelista de vanguardia, escribía y leía mucha poesía y cuando le preguntaron qué era poesía para él, contestó con mucha sinceridad: " No sé qué es poesía". Yo le creí.Y le creo, aunque esté muerto.
                   
             Bueno, algunos me dicen que escribo bien. Mi prima, con respecto a lo que publiqué sobre Rosa Montero hace unos días, me dijo, nada menos, que, esto: "Estás a la altura de ellos cuando escriben artículos dominicales". 
        Sinceramente, de verdad, sinceramente, yo no tengo ni idea de si lo dicho por mi prima es cierto; no me preocupa, de verdad, será que es algo con lo que me he encontrado de churro. Será que al haberme puesto retos muy altos en mi lectura (Marías novelista, Proust, Thomas Mann, Borges, Tolstoi en novelas cortas, Auster, Cercas (infravalorados y grandes escritores)...; releo lo anterior y veo lo machista que fui al elegir escritores; gracias a Dios que la gran Montero me está llevando a otros terrenos interesantes)), al haberme puesto retos muy altos en mi lectura (pido disculpas a los que les irrita mi maldita manía de usar paréntesis que les hacen perder el hilo; en defensa de esto, algunos escritores dirían que son exigentes con el lector; no: volvéis/volvemos locos al lector) por tercera vez pues, digo, al haberme puesto retos altos en mi lectura, mis escritos me parecen vulgares y corrientes. Pero como esto le pasaba al mismísimo Borges, "Que otros se jacten de las páginas que han escrito; a mí me enorgullecen las que he leído" dijo en un poema, pues igual es que soy bueno. Y aseguro que no escribo esto buscando mimos del tipo "Pues claro que eres bueno tío". Lo aseguro. Sólo sé que no sé qué es escribir bien.
          

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