viernes, 1 de enero de 2016

¿POPULACHO?



Aunque hace unos tres años que no le leo, he disfrutado muchísimo leyendo a Paul Auster. Casi todos sus libros me han encantado. Es su estilo. No me importa tanto lo que cuenta sino cómo lo cuenta. Entra en el primer párrafo directamente, de una forma a veces brusca, del tipo: “El día en que me presentaron a X ocurrió el desastre que nos trajo hasta el lugar donde sucedió lo más relevante de nuestras vidas…” Y ya me tiene agarrado, y yo quiero, desde ese instante, seguirle hasta el final. Y eso es lo que me ocurre, con mucho gusto para mí.

Un antiguo conocido mío, que vive en Francia con su pareja, dijo una vez: “Bah, mi pareja y yo, cuando vamos a librerías y vemos los libros de Auster, pensamos, bah, Auster, best seller, pasando…” Me alegro muchísimo de que sólo sea un conocido y todavía más del hecho de que sea antiguo. Muy antiguo. Me alegra más que me retirara el trato y la "amistad" hace un año, porque yo no era como él dice que hay que ser.

Tengo alguna cosa que decir al respecto de ese comentario contra Paul Auster, por haber vendido mucho y ser un best-seller; quien  lo hace, deja bien claro que algo que es leído por una gran cantidad de lectores, no puede ser, bajo ningún concepto, algo digno de atención de él. No es difícil deducir, por tanto, que esa persona, si desestima altivamente los best-sellers, casi seguramente piensa que la gente que lee a alguien que vende mucho, no puede tener una catadura intelectualmente literaria tan alta como la suya; y que son sólo los libros que no son best seller, los auténticos grandes libros. Sólo una pequeña élite de lectores inteligentes y exquisitos como mi muy antiguo conocido, que despreció a Auster por obtener éste grandes ventas, podría, según él, captar la literatura de verdad; porque, supongo que él creería (quizá sin darse cuenta) que la erudición y la dificultad que ofrecen esos grandes libros sólo pueden recompensar a una pequeña élite de una riqueza interior, una inteligencia y una sensibilidad tan alta como la suya y la de los que leen a los grandes, sean clásicos o no.

A finales de los ochenta y sobre todo a principios de los noventa del siglo veinte, Javier Marías despuntó con sus novelas, por medio de un alto porcentaje de lectores, sobre todo con las novelas “Corazón tan Blanco”, “El hombre sentimental” “Mañana en la batalla piensa en mí” y con “Todas las almas” (no las he puesto en orden cronológico, sino casi al revés; qué más da). A pesar de que Marías persona no me gusta nada y me desagrada mucho en sus artículos (creo que es la cuarta vez que digo esto), esas novelas me gustaron mucho en su día; los eruditos del lugar dicen que Marías escribe “alta literatura” Podría ser cierto.

Es curioso que aunque Javier Marías no haga novelas para ser leídas por lo que mi cada vez más antiguo conocido (y quizá hasta el propio Marías) llamaría populacho, a Marías le ocurrió algo insólito con “Corazón tan blanco”. Esa novela no es precisamente fácil de leer; pero por su peculiar estilo, por atractivas reflexiones divagadoras, por una trama brillante, a pesar de no tener ésta (la trama) una gran presencia en la novela y por otras cosas que ahora no puedo precisar, la lectura de “Corazón tan Blanco” me provocó una hipnosis que me llevó a lugares de enorme belleza y profundidad, pero eso no es lo que cuenta en este lugar.

Lo que cuenta es lo que le pasó a Marías con ese libro. Antes de decirlo quiero recordar que de Javier Marías han dicho, personas muy “eruditas”, y hasta escritores reconocidos por la crítica menos complaciente, que es el mejor escritor vivo y que merece el Nobel. Como soy un miserable, no me gustaría que ganara ese premio.

Bien, Marías, sobre todo con “Corazón tan blanco” vendió mucho, y no sólo aquí; lo alucinante es que fue best-seller en Alemania, sí, insisto, best-seller en Alemania, además de haber sido traducido a un montón de idiomas.

       Supongo que pensarás, tú, que sólo puedes leer cosas que lea poca gente, (porque eres más inteligente que la gran mayoría de los idiotas entre los que me incluyo), que Marías es mal novelista por haber vendido mucho.

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