jueves, 29 de junio de 2017

AMANECE

Amanece en Donostia. Las cosas seguirán siendo igual. Yo seguiré teniendo los mismos defectos y la gente seguirá actuando igual.
Pero todo va a ser nuevo desde otro prisma.
Mi actitud hacia lo otro y sobre todo hacia mí, ya no es la misma. El juez, el etiquetador, el calificador del cómo se debe y cómo no, va desapareciendo en mí. Al pensamiento que todo lo analiza ya casi no le hago caso, y trato de  centrarme sólo en abrochar  los botones de lo que hago en cada momento; cuando la mente me halaga o cuando me afea la conducta no me la tomo en serio en ninguno de los dos casos. Yo, por dentro, elijo no vivir clasificándome o programándome en aras de resultados, elijo no vivir dependiendo de unos resultados externos que en realidad no tienen nada de esenciales, digan lo que digan.

Sólo sé que soy una persona con 45 años de vida y que me gustan unas cosas y me desagradan otras pero no voy a depender de que esas cosas se cumplan como yo quiero, y podré vivir  a mi modo y sin hacerle daño a nadie: sin forzarme, sin reñirme, sin violentarme. Las cosas son igual, sí, pero yo ya he decidido no vivir dependiendo de si salen bien o mal, de si hago o no, porque yo ya estoy bien como estoy. Digan lo que digan y sobre todo diga lo que diga mi tirano interior.

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