jueves, 11 de mayo de 2017

¿RECETAS DE VIDA?



Mis incógnitas básicas nunca serán resueltas. Me haría muy famoso si las resolviese. Los demás tienen las mismas….
En cuanto a las personales, ¿nos conocemos? Algunos más que otros, pero las recetas de vida que mandan psicólogos, gurús, psiquiatras, sacerdotes, budistas y todos los clasificadores de lo trascendente aplicable a lo ordinario y diario van y se contradicen unas a otras.
La moral, en ocasiones, juega todavía un papel demasiado coercitivo y actuar según se dice que hay que hacerlo (¿quién y con qué divina autoridad?) en general, o hacer siempre lo que “la gente” dice que hay que hacer, es a veces imposible incluso hasta para la gente; por lo tanto los que somos gente andamos todos disimulando muchas veces y justificando nuestros actos (en alguna ocasión con medias o menos que medias verdades) y por supuesto, en la calle, siempre estamos bien.
Ante semejante panorama, le dije a mi psiquiatra el otro día, que, para colmo, quienes padecen males psíquicos parece que tuvieran que dar explicaciones sobre lo que hacen bien y no bien. Y los psicólogos y psiquiatras deciden lo que es bueno o malo a veces. Lo que pasa es que unos dicen una cosa y a veces, otros, la contraria.
En el plano general, se puso muy de moda lo de luchar, pero hay gente que opina que es contraproducente y que hay que rendirse a lo negativo para que este pierda fuerza y dejarse fluir. Pero también fluye el río y a veces está lleno de accidentes geológicos y se sale del cauce sin que el hombre haya intervenido.
Resulta que la naturaleza es sabia pero, sin que el hombre haya intervenido también, a veces, ésta, se ha comportado muy violentamente: Huracanes, terremotos, volcanes en acción, desprendimientos…
Las recetas para la felicidad son tantas que uno no sabe a cuál agarrarse.
Unos hablan de la fuerza de voluntad, pero hay psiquiatras que dicen que la Fuerza de voluntad es a veces contraproducente en la depresión. Cuando no hay fuerza, si uno lo intenta y el cuerpo no acompaña, puede pensar que es un vago, que no lo hace bien y frustrarse y culparse equivocadamente. Alguna vez acertadamente.

¿Qué, pues, al final?
Sólo seguir caminando teniendo como principal referente a uno mismo porque los “dicen que” suelen ser demasiado ambiguos y mejor coger de aquí y de allí lo aplicable a tu personalidad (diferente en cada persona y sus circunstancias) y sobre todo de uno mismo. Cada persona necesita su propia guía de auto-ayuda y la lleva dentro. No evitará sufrir, pero también podrá disfrutar mucho.
Tengo ciertas dudas, pero eso es sano, pues lo último que se pretende es sentar cátedra.

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