Qué buenos los momentos del café lento y saboreado, y de la no prisa, del dejar pasar el tiempo, libre, y ser libre tú de poder elegir qué hacer en momentos.
Qué bueno cuando el ánimo es sereno y sin amargura ninguna, armonioso con el tiempo que pasa y el aire que te rodea.. Qué bueno estar , ser y hacer al mismo tiempo sin pensar. O no hacer, estar y ser. . O sólo ser en calma.
Qué bueno a veces pensar que no hay nada más que la serenidad de la tarde entre árboles de brillantes hojas verdes y bancos de madera. En un parque.
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