sábado, 20 de enero de 2018

WAITING FOR THE SUN


Recuerdo que cuando un día le hablé a un amigo sobre la película "The doors", que trataba sobre el grupo de blues-rock del mismo nombre y cuya figura predominante era el cantante Jim Morrison, ese amigo, un auténtico apasionado y entendido en música de todo tipo de Rock, me dijo que salió muy enfadado de la sala del cine cuando la estrenaron y él fue a verla entusiasmado.

La razón del cabreo de mi amigo era la siguiente: Nadie puede negar que "The doors" eran una gran banda y que hizo grandes canciones en sus sólo seis años de existencia con Morrison vivo (sin él siguieron algo más, pero las cosas no funcionaban; "the doors" sin Morrison eran como un jardín sin flores, con perdón) de 1965 a 1971. Nadie puede negar que Jim Morrison era un cantante extraordinario. Era también el letrista de la mayoría de las canciones. Sus letras podían ser extrañas o surrealistas pero tenían su fuste. El caso es que Morrison no era un tonto del bote absoluto, o no podía serlo. De ahí viene, según me aclaró más tarde mi amigo, su malestar con respecto a la película que llevaba el nombre de la banda. Por supuesto que Jim Morrison era  alcohólico y que murió en una bañera en extrañas circunstancias (lugar muy común este entre grandes artistas malditos) a los 27 años (otro lugar malditamente común), pero Oliver Stone (director de la película y amigo de Castro y de Chavez, dos personas muy queridas en España según tengo entendido, aunque no sé, no leo mucho la prensa e igual me confundo y no es así) presentó a lo largo de toda la película a un Morrison la mayoría de las veces  borracho, o si no, portándose como un cretino abobado e infantil. Para mi amigo, esto, o no encajaba demasiado bien con la talla del músico (en esas condiciones  no se hacen ni una música de  mucha categoría ni esas letras, o no por lo menos si uno está siempre en esas condiciones) y fue, en su conclusión, una venganza que se tomó por su propia mano el propio Stone con todos  los que estuvieron pasándoselo bien disfrutando de las primeras  drogas libres aparentemente no peligrosas por aquel entonces, y sobre todo, de la sensacional música que se hizo a finales de los sesenta, mientras que él, Oliver Stone, tuvo que chuparse en esa misma temporada nada menos que la guerra del Vietnam... Esa era la interpretación de mi amigo y quizá no le faltaba razón.

A mí me encantaban los Doors cuando los escuchaba en los noventa. La peli, evidentemente, no era muy agradable y no me gustó mucho cuando la vi en vídeo, la verdad.

Había una canción de "The doors" que era casi la que más me gustaba y se titulaba "Waiting for the sun" ("Esperando al sol", traducción de Antxon Rabella). Había una frase tremenda en esa canción: "This is the strangest life I' ve ever lived", o sea, según Rabella "Esta es la más extraña de las vidas que jamás haya vivido". Me sigue impresionando.

Quién no ha tenido, en ciertos momentos fugaces (y a veces no tan fugaces) la sensación de extrañeza, no sólo de uno con respecto a uno mismo, a los demás, a su cultura, a su tiempo o a la vida en general; y por otra parte, quién no ha sido algo preso de la tan manida cuestión existencial del ser humano, manida porque todavía no se ha resuelto científicamente, lo que da lugar a multitud de posibilidades a la hora de interpretarla y sentirla sin poder demostrar nada. A mí en una época me tiró el nihilismo, pero actualmente, aunque, como todo el que tenga algo de sentido común, soy un ser lleno de dudas, suelo tender a creer que esta vida encierra un sentido positivo de fondo.

Ostras, cómo se me han puesto algunos lectores y qué rápidos en leer; en cuanto he dicho lo de sentido positivo muchos me han tirado piedras mientras me gritaban esto: "Con la que está cayendo y todo lo que hay que aguantar y tú diciendo semejantes disparates, bloggero de mierda, sólo te ha faltado decir 'Qué bello es vivir'; tú si que estás borracho, so bipolar...". Qué mal rato...

Menos mal que me acabo de despertar. Cómo se me ocurriría ponerme a ver la película "The doors" antes de quedarme dormido en el sofa. Qué peligro, Stone (piedra o canto)...

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