sábado, 20 de enero de 2018

AMIGO

Amigo, ves, se ha producido el milagro de la claridad cristalina con la que ambos nos podemos ver y mirar sin miedo a que el otro salga corriendo al hacerlo totalmente; sino al contrario, el camino nos ha dejado hermanados y sin necesidad de teatro que hacer para tratar de demostrar que no somos ese que parece no gustarnos ser a veces, pues ese también eres tú cuando te veo, y viceversa, y en ti mis propios fallos no se me hacen humillantes, sino que simplemente me parecen anecdóticos; por humanos. Y entonces una carcajada silenciosa desdramatiza el caos compartido, y lo hace de reojo y con calma.
Porque todo fue un desastre, pero sabemos por qué lo fue, y una vez que lo fue, y ya no había nada por lo que luchar o nada que ganar, tampoco quedaba nada que esconder o que perder. De manera que lo que quedó a la vista fue un perfil casi de calco y el saber que ni tú ni yo estamos solos y que aunque el espejo en el que ambos nos mostramos nos enseñe lo que más daño nos hizo, también nos muestra que hicimos y hacemos lo que podemos y que en ese empeño nos importan la misma cosa. Solo salud y afecto una vez cubierto también techo y pan.
Lo material, vanidoso y ambicioso, se fue a ocupar los últimos lugares que no ocupaban en adolescencias y primeras juventudes (al contrario), y el hecho de tenernos y contar cada uno con el Aprecio del otro, es tesoro que a veces se guarda pudiendo estar en compañía silenciosa el uno con el otro. Y qué paz y seguridad. El amor romántico de hacer méritos y dar buena imagen se va por el desagüe en este caso y queda el agua clara de la amistad en estado puro.
Y yo sé que aquellos secretos que nos unen y que piensas que si la gente los supiera se reiría o torcería el gesto, a nosotros, simplemente nos parecen circunstancias que rodean algo bastante más hondo e importante. Que tú me sujetaste cuando comencé a sujetarte y así hemos seguido; y ocurrió sin darnos cuenta.


No hay comentarios:

Publicar un comentario