viernes, 4 de diciembre de 2015

PERIODISTAS DESINFORMADOS: PELIGRO



El porcentaje de enfermos psíquicos violentos, peligrosos o asesinos es muy pequeño dentro de toda la comunidad general y absoluta de un país llamado España. Y también dentro de toda la comunidad de enfermos psíquicos dentro de esa nación. Si lo comparamos con el porcentaje de criminales sin enfermedad psíquica grave, en el conjunto del país de nombre España, veremos que el porcentaje de los enfermos psíquicos criminales, es, por comparación, absolutamente ridículo en su pequeñez. En la cárcel, cogiendo como marco a todos los presos comunes, sólo un 4'2% padece enfermedades psíquicas graves. Estas son tres, y se denominan “Depresión Mayor Recurrente” (mi primer diagnóstico se llamaba así, hace más de veinte años) Trastorno Bipolar (mi segundo y definitivo diagnóstico se llama así) y Esquizofrenia (tres de mis mejores amigos la tienen; cachos de pan; la esquizofrenia suele presentar tres tendencias psíquicas diferentes. La más común, y que nadie se asuste antes de aclararlo en medio minuto, se llama “paranoide”). Por lo tanto hay muchísima gente con enfermedad psíquica grave fuera de la cárcel o de psiquiátricos penitenciarios. ¿Por qué? No son violentos con sus crisis controladas con medicación. Incluso, muchas veces, sin estar medicados.

Una importante puntualización. La palabra “paranoico” no denomina a un loco peligroso. Denomina a una persona que interpreta la realidad de manera muy equivocada; la mayor parte de las veces se cree perseguida. Yo que tú no me reiría demasiado. Tú mism@ podrías engordar la lista de gente con paranoias. Cualquier día. Pero la persona en estado paranoide (el paranoico) sale de su infierno por medio de medicación. La mayoría de las veces; conozco un terrible caso en el que la persona que padece paranoia no responde a tratamiento y sufre una barbaridad, pues sigue sintiéndose perseguido. Te vuelvo  a decir otra vez que reírse de lo que te puede pasar, es peligroso. A esta persona y a los que padecen puntualmente paranoia (crisis a la que se accede vía esquizofrenia o vía  trastorno bipolar: euforias y depresiones) lo último que se les ocurre (en general, como también diría en general, si hablase de diabéticos, calvos o cojos) es dañar a otro. Por cierto, si utilizo el nombre “enfermo psíquico” y no “enfermo mental" es por algo que explicaré otro día. Esto se alargaría demasiado y  soy un lector lento.

En cuanto a lo que digo, lo hago por medio de los datos que ofreció el diario digital 20 minutos.com el 24 de mayo de 2011 al respecto del tema que aquí se trata.. Ando tarde, sí. Luego explicaré por qué. Siguiendo con los porcentajes y los datos que dio aquel día el diario nombrado sobre lo que nos ocupa, resulta que los enfermos psíquicos que hay en la cárcel de ese país llamado España copan un 42'5% de la comunidad formada por todos los presos. Es una cifra que se sostiene de forma garrafal. No se sostiene de ninguna forma. Pues hay varios problemas ahí. Primero porque se dice que el 23'13% de los presos padece trastorno de ansiedad. Es un error que se nos diga eso, cuando nos están hablando de la enfermedad psíquica. Porque resulta que padecer trastornos de ansiedad (si eliminamos casos graves de ansiedad crónica, que no son tan frecuentes) no es padecer una enfermedad psíquica, y si en pocos casos lo fuera, no es tan grave como las más duras. Por otra parte y según la fuente de la que hablo (el diario digital 20 minutos), que basó sus cifras en la información que parece que dio al respecto la señora Mercedes Gallizo  (secretaria o dirigente principal de instituciones penitenciarias entre 2004 y 2011, época Zapatero; y digo parece porque la forma de dar la "noticia" es cuando menos ambigua)  en fin, que según esa o esas fuentes, según algún tipo de informe, por lo visto, tener problemas con drogas es una enfermedad psíquica (y no lo es, salvo que de ella se derive a una enfermedad psíquica; pero esto, muchas veces, no pasa), porque se da el dato de que la gente con esta “enfermedad” (problemas con la droga) engloba a un 17'3% del conjunto de todos los presos. Y, penúltimo, un 14'9% de todos ellos padece depresión. Cualquier persona  podría padecerla en la cárcel,(delincuente o no), lugar que no ayuda en absoluto a sentirse animado y sin bajones, por cierto. Por tanto ese 14'9% de gente con depresiones es un porcentaje cuando menos muy dudoso y no demasiado fiable para hablar tampoco en este caso de "Enfermedad psíquica" con absoluta rotundidad. Las cifras, aburridas siempre, terminan con ese ridículo 4'2% de enfermos psíquicos graves en las cárceles (y por suposición, pero suponiendo fatal, serían los más peligrosos).

Otra cosa; no se debe confundir psicótico (que es un estado en el que aquél que lo padece, al interpretar la realidad muy mal, puede pensar que todo el mundo está en su contra, por ejemplo, y está muerto de miedo y no le da por ponerse a descuartizar gente) con psicópata. La psicopatía no se encuentra dentro de la psiquiatría. Con los psicópatas no  queda más remedio que meterlos en la cárcel, y es peligroso que salgan, pues no tienen conciencia del mal. Ni se pueden reinsertar, ni “curar”. Y los psicópatas si que son muy peligrosos.

Si hay que utilizar la palabra “peligroso”, para los enfermos psíquicos, para nuestra dignidad, los más “peligrosos” son los periodistas de todo tipo de medios de comunicación, que cada vez que tienen oportunidad para ello, cuando alguien con enfermedad psíquica comete un asesinato, dicen, SIEMPRE y como una explicación relevante, lo siguiente: “el asesino estaba en tratamiento psiquiátrico” (cuando son la minoría); ni siquiera sabemos si el asesino mató por tener enfermedad. De todo el resto de criminales sin enfermedad, no se dice nada.

La escritora y periodista Rosa Montero, escribió una vez un artículo a propósito del trágico suceso de un copiloto al que no correspondía pilotar y se puso a ello forzando la situación, tras lo cual estrelló el avión para matarse él y de paso a todos los pasajeros y al resto de la tripulación. Como se recalcó demasiadas veces el hecho de que tenía depresiones, a Rosa Montero se le agradece infinitamente uno de sus últimos comentarios en aquel artículo: Aquel hombre no mató a la gente por padecer depresiones, sino por maldad. Y por carecer de una mínima compasión hacia el prójimo. Yo haría extensible esta reflexión a los casos en que esquizofrénicos o bipolares cometen crímenes (son minoría). Van Gogh era pacífico y esquizofrenico, Virginia Woolf era bipolar, y a pesar de padecer  una enfermedad psíquica grave, ambos aportaron mucho. Y hay muchos casos más.

Antes de seguir, debo de decir que aquí hay dos o tres irresponsabilidades. Una, la del redactor de la noticia, que da datos sin matizar y a toda prisa. La segunda, probablemente de Mercedes Gallizo, que puede que fuera la que dio datos de forma tan ambigua. La tercera, y la más importante, es mía, por dejarme guiar por esa “irresponsabilidad” y no buscar otras fuentes, teniendo en cuenta que la tal Mercedes Gallizo dejó de ejercer hace cuatro años, con el cambio de gobierno. No tengo excusa; tampoco mucha fuerza para ofrecer documentación absolutamente precisa, rigurosa, exacta u ortodoxa. Coño, que yo también tengo enfermedad y ando como puedo. Dos antidepresivos y medio, tres pastillas que equivalen a 12 orfidales (ansiolíticos) diarios, dos reguladores y un relajante mayor. Y algo más. Pero eso no me justifica. A pesar de ello busco que se nos entienda.

Pero estoy seguro de que cualquiera que vaya a buscar datos o conclusiones sobre estos casos, en los que los periodistas  realizan gratuitamente la relación de los enfermos psíquicos con la violencia, podrá llegar a mi misma deducción, con la  ayuda de Google o de libros especializados al respecto, y teniendo en cuenta siempre que trate de constatar hechos de una manera feaciente, y  legitimados por gente experta en el tema. Repito por enésima vez: De todos los crímenes que se realizan, los cometidos por gente “sana” son miles de veces más numerosos que los cometidos por gente con enfermedad psíquica.

Por tanto, si cada vez que algún enfermo psíquico comete un crimen, entre todos los demás criminales (la inmensa mayoría), los medios de comunicación piensan que es necesario y relevante decir que ese criminal estaba en tratamiento psiquiátrico, y de hecho lo dicen, desearía también que cuando informen sobre todas los demás personas “sanas” que cometen actos criminales, se dijera también que el criminal llevaba gafas habitualmente (alerta con la gente con gafas), o compraba ropa en el Corte Ingles (peligrosos los compradores de ropa en el Corte Ingles), o solía ver programas de televisión absurdos, o tiene pies planos, o lleva tatuajes, o le duele habitualmente la espalda, es calv@ y le huele el aliento. De forma horrorosa además. El olor del aliento.

Porque ya está bien. No basta con los horribles sufrimientos que padece un enfermo psíquico. Encima, resulta que es potencialmente un criminal.

          Y por último, como vivo en un territorio en donde hay que dar explicaciones, las daré. ¿Por qué digo "un país llamado España"? Muy fácil. No consigo definir mi identidad según la pertenencia a ningún territorio. No me siento Donostiarra, ni vasco, ni español, ni europeo (aunque bien que me aprovecho del "bienestar social" (qué término más horroroso, por cierto) que eso me da)); y ni siquiera me siento ciudadano del mundo. No tengo la culpa de sentirme así. Y tampoco me siento orgulloso de ello, precisamente. Es un sentimiento como el de la creencia religiosa. No me los explico.


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