miércoles, 11 de noviembre de 2015

HISTORIA TRISTE

 

POR DOS PERSONAS DE ESKORBUTO

    Yo no conocí a Jualma ni a Josu. Fueron los dos miembros más carismáticos del grupo punky Eskorbuto. Eran de Santurtzi.

  El grupo Eskorbuto tuvo una andadura musical que duró más de diez años, me parece; de principios de los ochenta a principios de los noventa.

Entre sus primeros discos, en mil novecientos ochenta y seis, sacaron a la calle  uno denominado Anti-todo. Eran así: anti- todo.

   Jualma y Josu, en toda su andadura, tuvieron la peligrosa “cualidad” de decir siempre lo que pensaban. Yo también tengo esa “cualidad”. La diferencia es que lo que yo pienso es mucho más inofensivo que lo que ellos pensaban. Porque lo que pensaban no era nada amistoso hacia ciertas actitudes, personas y hasta un partido político; el cual, por cierto,  no se andaba con tonterías si se sentía atacado (cosa, atacar, que, Josu en especial, hizo muchas veces, y con derecho; se llama libertad de expresión).


     Al principio todo era guay; un amigo de ellos cuenta que en sus conciertos eran muy especiales, espectaculares y hasta ingeniosa, simpática y brutalmente caóticos. Salvo en un concierto de Santurce, la persona que les siguió dice que aquellas actuaciones eran de todo tipo menos rutinarias. Se la jugaron, no sólo con su ideología sino en los conciertos, en donde no se les cayó el escenario encima de milagro. Siempre ocurría algo bestia; cuando no se caían los focos, alguien se caía encima de la caja de mezclas, o cualquier otra burrada; en fin, había peligro, por su forma caótica y relativamente controlada (eso es el punk) con la que afrontaban cada concierto. Salieron siempre indemnes.
 Tanto se la jugaron, metiéndose con todo lo que veían criticable, que terminaron por ser marginados en todos los lugares de Bilbao. En todos. Su último disco, inevitablemente, se tituló “Demasiados enemigos”; efectivamente, los que se habían buscado diciéndoles lo que ellos consideraban que era la VERDAD.

       Ahora los ponen como creadores geniales (cosa que yo pienso que es verdad),  porque su música (ellos no se consideraban músicos, pero para mí si lo eran) y mensajes, eran absolutamente impresionantes, con una fuerza y una mala hostia inigualable.
       Lo peliagudo viene cuando se llega a decir que “eran los putos amos” a secas, y sin matizar. Yo (aunque no estoy enganchado a sus canciones) estoy convencido de que eran muy buenos, porque sacaron al exterior el trueno que llevaban dentro de forma avasalladoramente  fascinante, que era lo que pedía el público punky. Hoy en día, siguen contando con muchos adeptos pertenecientes a diversas generaciones de adolescentes y no adolescentes; gente ya adulta  sigue escuchándoles. El gran actor y mismísimo Benicio del Toro los descubrió en latinoamérica y le encantan, como a otros latinoamericanos que descubrieron de churro a Eskorbuto. Cuando tanta gente bendice el agua...  Pero lo de "eran los putos amos" sin matizar, es delicado,  porque, quizá por su temprana muerte (y ya han pasado desde ella veintitrés años) parece darse a entender, en algunas leyendas urbanas, y hasta donde no hay leyenda, que también eran los putos amos personalmente. Pues bien, eso es algo que gente muy cercana a ellos sabe que ni los propios Josu y Jualma pensaban sobre ellos mismos, sobre todo en los últimos días de sus vidas. Al final no se sentían precisamente orgullosos de su trayectoria, y estaban muy arrepentidos de haber actuado con “mala cabeza”. Murieron solos. La  marginación y sobre todo la heroína, les mató.
                 
       En el entierro de Josu Expósito (guitarra y voces y casi el miembro más carismático de la banda) estaban, sólo, un amigo fiel, conocidos medio amigos del barrio, vecinos (más vecinas que vecinos) y una madre que había sufrido lo indecible. Ningún punky, ningún escritor, ningún periodista, ningún crítico musical.
Ahora, gente que por edad y circunstancias varias no los pudieron marginar, o gente que probablemente no estuvo muy lejos de los que los marginaron, y quién sabe si incluso algunas personas que los marginaron (cosa que no me extrañaría nada porque todo el mundo los marginó por haberse metido con todo el mundo) quieren   denominar a un par de calles con sus nombres. Supongo que serían la calle Josu Expósito y la calle Jualma (que no Juanma) Suárez . Esto lo supe hace tres años. Quizá ya hayan conseguido llevarlo a cabo. Ahora. Veintitrés años después de su muerte.
 Qué fácil, qué guay y qué de puta madre.

  Ahora. Que no pueden defenderse de la hipocresía.

  Ellos mismos lo dijeron. Historia triste.


Nota posterior: Yo también suelo ser bastante hipócrita. Pero sólo, A VECES.

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