En medio de estos rayos de sol de septiembre, uno quisiera que las olas que siente en su interior fueran restos del naufragio y que las cosas vayan facilitándose dentro de los relevos que se pasan el miedo y el amor en los intentos de eliminar las críticas y juicios a otros y auto juicios a uno.
La vida es terca, a veces asusta mucho, pero otras da maravillas y sigue en sus veinticuatro horas cíclicas, con sus estrellas y su luna, sus nubes y su lluvia y sol y con esta tierra que sigue girando pase lo que pase, impertérrita.
Veinte mil definiciones podrás darle a tu existencia cada amanecer, muchas veces con un solo adjetivo, pero a pesar de ser ésta una experiencia policromática, menos mal que existe el libre albedrío y por lo menos uno puede elegir cómo ser o tratar de ser y hacia qué actitud tirar, por mucho que a veces alguna lucha interna se presente sin avisar, desconcertando nuestra brújula por algún breve tiempo. Pero también se nos presentan la risa y la paz, y el sorprendente abrazo común en carcajada otras veces.
No la hemos inventado nosotros.
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