UN
EPILOGO QUE NO ESTA DONDE DEBIERA
Porque el significado de epílogo es: "Parte final de un
discurso o de una obra literaria en la que se ofrece un resumen
general de su contenido"
Este epílogo que
rompe las reglas se presenta aquí en medio para explicar algunas cosillas
sobre los textos englobados bajo el título “Conejillos de indias".
En seguida se entenderá por qué. Aunque igual no se entenderá
porque el otro día un amigo me dijo que a veces no entendía lo que
yo quería decir. Contando conmigo ya somos dos en ese estado,
algunas veces.
Los textos que se están
publicando con nombre “Conejillos de indias” pertenecen a un
capítulo de un escrito más extenso. Este extenso escrito vio la
luz pública (en pequeña proporción) en el año 2012, pero fue
escrito en 2005.
La forma de relatar
este debate televisivo sobre el tema de la depresión, está
demasiado filtrada por la presentación maniquea de quien lo relató.
Se me dirá que esto ocurre con casi todo escrito que además del fondo se
preocupa por pretender ser literario en la forma, pero en este caso,
al ser yo uno de los “personajes reales” de la “trama” del
asunto, aprovecho para dejar en buen lugar a quien dice lo que yo
pienso (pensaba, mejor dicho) y en mal lugar a quienes piensan
diferente. Por tanto la tendenciosidad de este relato es mucho más
pronunciada de lo que suele serlo habitualmente (toda subjetividad es
tendenciosa y sesgada; por lo menos a nivel personal, pero en este
caso todavía mucho más).
De manera que lo
escrito fue hecho tras un periodo “bueno” (1998-2005) de mi vida.
Si se entrecomilla “bueno” es porque yo entonces viví con una
autosatisfacción absolutamente inmadura, por mucho que los de
alrededor pensaran que yo llevaba bien mi vida. Desde finales de 2005
hasta mediados de 2014, la caída fue monumental.
Desde agosto de
2014 hasta el día de hoy me encuentro en un proceso rehabilitador
mucho más sano. Y entonces, así como la cuarta asistente al debate
de nombre “Begoña Vélez” fue injustamente ridiculizada por mi
autosatisfacción de 2005, ahora opino que así como el psiquiatra
radical o el psicólogo radical se descalificaron solos y pienso que
lo siguen haciendo. (opino que sus análisis eran y siguen siendo
cuadriculados, o por el contrario, obtusos; desastrosos a fin de
cuentas), las ideas de Begoña Vélez también tienen su valor
dentro de lo que se da en llamar “La verdad”.
Ahora bien, la
psiquiatra que opina que el origen tiene trazas de ser orgánico aún
cuando también hay mucho de psicológico (yo en mi caso creo que el
esencial origen orgánico provocó problemas psicológicos fuertes;
problemas que llevo cierto tiempo tratando de resolver y nunca
terminaré de resolver del todo (nadie llega a la absoluta madurez,
desde mi punto de vista)) en mi opinión y por experiencia, tiene
razón. Volviendo a la cuarta invitada “Begoña Vélez”, que
habla de cosas relacionadas con la mente y el alma (aún sin
nombrarla), y del subconsciente, pienso ahora y repito, que desde mi
punto de vista, pueden ir por buen camino. Un camino a explorar con
mucha calma; por lo tanto la indirecta descalificación de sus
perspectivas, en este momento, para mí, no son justas. Pero como el
texto tiene cierto valor literario y muestra como me sentía yo al
respecto de una efermedad con la que llevaba 13 años de compañía,
lo publico. Tuvieron que pasar más de diez años para llegar a este
punto de vista.
Por último, si
esos nueve años de calvario yo no podría haber publicado en
facebook lo que siento realmente sobre la gente que vive crónicamente
en psiquiátricos y con el sufrimiento agudo dentro, día tras día.
Y eso que siento es verdad. Yo hice un viaje de ida y vuelta al
infierno. Muchos siguen allí, los llevaron hace tiempo a Mondragón
y no han vuelto de su infierno, en el que viven; algunos lo seguirán
haciendo hasta el fin, pues se cuidaran, sus “cuidadores”, muy
mucho de que se vayan de la vida por la puerta de atrás, que es lo
que haría yo en ese caso. Cuando vivir es un infierno constante los
moralistas debieran de callar. Pero no lo hacen, porque su vida NO es
un infierno. Si lo fuera, otro gallo cantaría....
Agradezco a la vida
que me haya dado una segunda oportunidad y también al hecho de que,
debido a esos 9 años infernales, yo, nunca, JAMAS, me olvidaré de
aquellos que están y siguen en el terrible lugar interno donde
estuve y del que pude salir y seguiré saliendo; yo no puedo
olvidarme de los que sufren día a día (sean refugiados o enfermos
psíquicos) cuando yo fui uno de ellos.
También agradezco
al cariño enorme de la gente dentro y fuera del facebook, aún no
habiendo pasado esas personas por mi experiencia. Esas personas son
tesoro.
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