Todo
lo que viene a continuación pretende ser ficción pero hay algunas
verdades muy mal camufladas y muy fáciles de intuir como hechos de
no ficción:
Hacia
finales del siglo XX (diciembre de 2001) acudí a casa de un sabio
venerable:
Yo
llevaba muy poco tiempo en el mundo de la lectura y quería, quería,
bueno, no sabía lo que quería. Pregunté al sabio cuáles habían
sido las mejores obras literarias del siglo XX. No cuáles eran las
que más le gustaron, porque yo creía que él SABIA lo que era lo
bueno, con gran exactitud lterariamente científica:
--Mira
pendejo, no tengo mucho tiempo que perder, pero como me das un poco
de pena te iluminaré unos minutos: Había un hombre llamado Henry
James y otro Joseph Conrad; escribieron ambos algunas obras en el
siglo XIX pero también en el XX. De estas últimas te hablaré primero. Bien, de Conrad debes de empezar con
“Lord Jim” que no es muy buena pues gustó mucho al populacho,
aunque con la cara que tienes te gustará...A continuación lee “El
corazón de las tinieblas”...
---Eh
tío tío (dije vulgarmente), espera, que esas dos Conrad las
escribió en el XIX, la primera que nombras en 1900, y la segunda en
1899; lo sé pues me lo contó mi prima de zumosol.
La mirada que me lanzó tras decir esto, fue de un tipo de asco que no tengo ganas ni de recordar, y por tanto no describiré.
--La siguiente vez que me interrumpas, te saco a la calle a patadas, no sé ni por qué te he dejado entrar; y no me llames “tío”, no se puede ser más vulgar. Déjate de tonterías, eso era casi el XX. Sigo. James, Henry: “Otra vuelta de tuerca” (me tuve que callar, 1898) y “Los Embajadores”. Con estas lecturas te irás adentrando en la alta literatura, que es la única que merece la pena, por eso la hago yo.
Pero
donde mayormente te encontrarás con un universo imprescindible para tu vida
será con Marcel Proust ("En busca del tiempo perdido", Reserche);
opino que quien muera sin leer a este hombre ha tenido una vida
totalmente inservible...Todo está en Proust. Si lo vas a leer no
leas la pedestre edición de Mauricio Armeinado. Qué vulgaridad.
Como me queda poco tiempo te diré rápidamente otros nombres: Thomas
Mann, que aún siendo un estúpido maniático hipocondríaco, (pensé
que Proust lo fue más, pero había que callar para que no me diera
de hostias) escribió dos obras maestras: “Doktor Faustus” y “La
montaña mágica”. Faukner, tienes que leer a Faulkner; y también a
Nabocov; esos (con Proust), son imprescindibles si quieres saber lo
que es la literatura de verdad. Entre los españoles, por favor, no
leas a Cela, no leas a Umbral, qué horror; tienes que leer a Benet,
grande entre grandes. Impecable en su obra “Volverás a Región”
y otras muchas... Lee también a Borges, sólo que te advierto una
cosa de éste: sus cuentos pretenden ser tan impecable y
superdotadamente inteligentes que cansa un poco su
pretenciosidad...Pero debes de leerle, pues a pesar de eso es bueno.
Hammet y Chandler. García Márquez: “Crónica de una muerte
anunciada” y “El amor en los tiempos del cólera”. Si te
preguntan sobre alguna mujer que recomendar di Isak Dinensen. Las
mujeres ya se sabe, pero hay tanto imbécil suelto diciendo cosas
incoherentes sobre la igualdad intelectual y todas esas tonterías que bueno,
para sobrevivir a la tontería reinante tienes que disimular.
Dijo bastantes más antes de mandarme a patadas de su casa, entre ellos, dijo, Thomas Bernhard, pero me estoy aburriendo un montón con esta lista.
Debo
mucho a este hombre. Con Faulkner, James, y Benet me hizo
entrar en un mundo extraordinario, pues sufrí mucho y ese
sufrimiento me ha ayudado a encontrarme a mí mismo, o mejor dicho a
saber lo que es importante para mí. Con estos autores a rastras
(Faulkner, James, Benet), tuve que ingresar en el
psiquiátrico a finales de 2005, en 2008, en 2009, algunos días de
2010, también en el año 11, 12 y 13 del siglo XXI. Lo pasé muy mal, pero una vez que descubrí, tras tantos malos ratos, cuál era la
llave para salir de mi infierno interior, al que me llevó, por
encima de todos, el libro “Volverás a Región” (pues pienso que
este fue el libro detonante y responsable de que volviera a conocer la
locura (figuradamente), que creía superada desde 1997 (manicomio de
Usurbil)) me encontré con la aceptable felicidad que dejé de
sentir cuando dejé de ser niño, y que recuperé 30 años después
de ello.
Las
experiencias que esas lecturas me provocaron fueron horribles, pero
tras dar un giro de ciento ochenta grados a la situación, en una
mañana de lucidez en la que contacté, por medio de mis relaciones
con el más allá, con el Manso y Bueno Miguel (de Cervantes) todo
cambió.
Miguel
me trató con mucho cariño, no en su libro, su libro me sentó mal;
pero es que salió en persona de sus preciosos prólogos de la
primera y segunda parte de EL LIBRO, como hombre humilde que es, y al
veme tan mal, me comunicó, una mañana de 2014 qué era lo que me
convenía hacer. Gracias Miguel, nunca he podido con Alonso Quijano
ni con Sancho Panza, pero tú sabías que la verdadera sabiduría no
estaba en la literatura ni en eso que llaman cultura refiriéndose a
las artes; la cultura más importante es la cultura de la vida y de la experiencia, me dijiste. Tú estás con nosotros, con los quijotes y panzas que tú
mismo sabes que eres tú y otra buena gente del planeta, los
ignorantes son los que pegan brutalmente a Sancho. Quienes los aplastan y apalean día a día Te quiero de forma
inversamente proporcional al repudio que sentimos los dos hacia lo
que han hecho de tu figura y tu libro, insignes catedráticos
podridos en avaricias intelectuales y estudiosos de tu obra. Pero no
nos hagamos mala sangre Miguel. Tú me enseñaste que era mejor no
ponerse a pensar en los que hacen daño. Tu me enseñaste mucho
(gracias a todas las penurias que habías pasado, y por medio de
compañeros que habían tenido experiencias calamitosas como tú, y
en los que te encarnaste en entrañables sonrisas y cariño a
mansalva) tú me mostraste qué era lo que merecía la pena en la
vida y me acompañaste hasta este cruce de camino en donde estoy
ahora. Gracias a ti, encarnado en todos los males que
padeciste por medio de otras caras, y a las cuatro palabras que me
dijiste y que abrían la llave de mi encerrado sol interior (y que me
hiciste jurar que no diría a nadie) vivo Miguel, vivo.
(sáltate este párrafo ahora que Antxon no nos oye, soy su pepito grillo excéntrico, y él se siente tan importante que se cree que es interesante que sepamos qué libros le gustaron)
Para
terminar citaré los libros que me gustaron; cometí el error de
pensar que sólo en estos estaba la felicidad (pienso que se puede
ser muy feliz sin leer; pero lo hago más que a veces porque me gusta “It's
only literature, but I like it”) pero a pesar de ello me gustaron
dos libros de Thomas Mann, varios de Borges, varios de Chesterton,
“La muerte de Ivan Illich” de Tolstoi, novelas de Javier Marías,
de Auster, de Javier Cercas, el libro “La radio encendida” de
Roberto Moso, cuatro libros de Rosa Montero, la Regenta de Clarín (de
los que menos entre los que me gustaron, pero me gustó bastante) y otros libros que ya no
diré; las listas me aburren y yo escribo para pasármelo bien.. Que
a nadie se le ocurra ponerse a leer los libros que indico; aunque me
gustaron, con Mann y Marías correríais el peligro de merodear por
todo el recorrido que me hice yo. Un fuerte abrazo. Siempre.
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