domingo, 9 de octubre de 2016

LA VIDA



  Bueno, pues ante el pavor que me suele dar irme a dormir dentro de un rato (porque sé muy bien lo que va a pasar) no me queda otro remedio que:


          Darte la brasa. Tú que has abierto esta entrada con un doble click, estás muy a punto de abandonarme porque te estoy utilizando para relajarme por  medio de endosarte, todavía no sé qué. Y es que lo maravilloso y vertiginoso que tiene vivir una vida de sobresaltos (que cada vez controlo más pero aquí andamos a veces, con sudorosos momentos) es que yo me meta en este cuadrado, titule esta entrada de blog con dos palabras, tales que, LA VIDA, y todavía no tenga ni idea de lo que te voy a decir al respecto, pero mis dedos no paran y ya voy unas cuantas líneas sin ir todavía al grano.
          
             Puede incluso que no haya grano. Pero bueno, algo hay.  La vida como experiencia universal cuando hablamos del mundo en que vivimos ("Ay qué vida está", ¿cuál vida, la tuya, la de todos? "No, la existencia, el tiempo, las alegrías y las penas, injusticias, sexo, amor, guerra,  lo mal que está todo, lo que me pasó ayer, todo, y también los buenos ratos, que no todo es malo etc etc etc". Ah eso es), o la vida individual. Y no son lo mismo.
         
              Porque aunque compartamos cosas universales y se nos clasifique como personas con rasgos tales o cuales, personas de tipo A, B, C, como  de concretas características cada grupo (por no hablar de la estafa del horóscopo), cada uno, somos distintos de los otros; dentro del grupo A seguro que hay tantas clases de personas distintas como el número de ellas que son etiquetadas dentro de esa letra; no demasiado, pero creo que somos todos algo distintos e irrepetibles en comparación a los demás, para lo bueno y para lo malo; de hecho un amigo mío dice que no hay gente normal y que cada uno lleva un buen trueno dentro, que trata de disimular como puede, para no parecer anormal. Seríamos todos no normales (decir anormal suena mal) y andaríamos metiéndonos con calzador  una hipocresía social que TODOS tenemos que poner en práctica, porque como lo cuentes todo, te machacan; pues yo lo voy a hacer, es decir, al final de este texto te voy a contar cual es el trueno mayor que tengo, qué es lo que me hace ser tan no normal como todos; qué es lo que me convierte en un monstruo peligroso: y no es una táctica para que sigas hasta el final; porque podrías saltarte los párrafos e irte abajo directamente a descubrir mi secreto a voces...

     Lo que parece ya muy evidente es que aquí hay una cota de dolor que pagar por vivir, esto está montado así. Supongo que se le ocurriría al propio Big-Bang en persona (porque era un tío de barba sin afeitar el Big-Bang ese raro): " Bueno los humanos, cómo los hacemos: ¿que a momentos estén felices y en otros tristes? Votación a mano alzada. Bien mayoría absoluta, sufrirán pero también disfrutarán; bueno, yo, el generalísimo Big-Bang que es el que dice la última palabra diré estas: a algunos no les dejaremos que disfruten casi, a otos sí...Hecho". Y sería que todos somos bipolares pero algunos más; y esos últimos nos llevamos el premio de la etiqueta; por patología. Pero los hay polares, los he conocido; sufren un infierno TODOS los días. Los he conocido, aunque te podría estar mintiendo. ¿Tú crees que yo mentiría sobre algo tan serio? Creas lo que creas, no me conoces, así que no te fíes.

        Y como ya no doy para más te diré esta verdad: yo tengo un super-yo o ego narcisista enorme; yo sé que nací narcisista (hay estudios al respecto); pudiera haber dejado de serlo sí no tuviera ningún tipo de eso que llaman "habilidades".

         Por tanto, yo no creo que escribo porque me guste hacerlo; vamos a ver, un importante matiz, no escribo sólo porque me guste hacerlo, que me gusta, y  ahora mismo me está calmando el susto que llevo encima para entrar a hacer un trabajo desagradable para mí cada día: dormir, el sueño tormentoso, la noche, las pesadillas de las que he hablado veces infinitas, como si yo fuera el ombligo del mundo. Y es verdad, los demás también tienen muchos problemas. Y francamente, a pesar de mis supuestos males, yo creo que soy un privilegiado: techo, comida, cafés, libros y medicación sin la cual estaría muerto. Y esto lo estoy diciendo totalmente en serio. En África ya estaría muerto. De hecho ¿quién te dice a ti que yo esté vivo? Podrías estar leyendo algo que es sólo producto de tu imaginación y que no existe, con lo que su autor tampoco.

         Pero sobre todo, volviendo al trueno que ya he contado,  escribo sobre todo para calmar a ese super-yo o a un ego cabrón exigente que tengo que aguantar y  que me ordena hacer estas cosas que te cuento (darte la chapa por escrito);  y como no me cuesta demasiado y hasta me sirve para librarme un poco de la presión de ese capullo super-yo, pues esto es lo que hay. Yo sé que no soy humilde y que moriré sin serlo. No, no estoy siendo duro conmigo mismo, es una característica que hay que aceptar. Aunque me introdujera en años de trabajo budista, no creo que sería nunca tan humilde como lo es el Dalai-Lama o mi propia pareja. Lo eres o no lo eres. Puedes trabajártelo e ir bajando el orgullo pero nunca te librarás de él... Hay estudios...
             
Así que una vez que te he metido el rollo me voy a la cama. Perdona las disculpas.

Por cierto, ahora veo que el título "La vida" no ha sido nada adecuado. Demasiado tarde, ya está puesto y yo no lo quiero borrar.

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