DOS
Hubo una época en que yo no podía hacer prácticamente
nada por las mañanas. Ahora, hoy, puedo escribir y seguir con mi volatil diario.
Estoy escuchando una canción que me gustó mucho; pregunté de quén era, para
bajarmela con el “catcher” y escucharla. Carla Bruni. La de Sarkozy. Me llevé
un pequeño disgusto. Son puñeteros prejuicios. La canción me sigue gustando,
pero al saber de quién es ya parece que menos. Cómo juegan las manias, filias y fobias a la hora de que algo “deba” o no “deba”
de gustarte.
Me imagino por ejemplo que si estuviera viendo en
youtube una entrevista interesante y apasionante, por causa de las palabras del
entrevistado, por dentro aplaudiría de emoción.
Pero podría llegar a venirme alguien a decirme: “La
entrevista se hizo en Sálvame de luxe”. Mierda, diría. No entra dentro de mis
esquemas preconcebidos.
Cuando la gente dice: Pero "¿Cómo lees a ese? ¡¡Si es un facha!!" Ya, pero su libro
es una novela no facha. Él no me gusta, su libro sí. Su libro deja de ser de
él en cuanto lo termina y publica. Si voy a leer sólo a los que me gustan como
personas, no crezco nada.
Se está bien cuando se está bien, aunque tengas sueño,
pero aquí no hay manera de meterle velocidad al turbo, como cuando un tsunami
ha pasado por mí y tengo que canalizarlo escribiendo sobre lo que sea. A toda
leche. Voy a ponerme combativo en este texto. Voy a ir a por todas. Debo de escribir como si me fuera
la vida más feliz en ello y debo de olvidarme de mis circunstancias físicas y
personales. Así que venga, leña:
Ah pero qué dices, ¿que es inútil este intento? A
efectos de resultado sí, no a efectos de proceso interno.
Son extraños estos
días de otoño que empezaron hace más de un mes; es gozosa pero extraña la
salida de la UCI psicológca al patio del balneario. Y entonces no siente uno la necesidad
de poner su maquinaria en marcha como cuando lo hacía en momentos de urgencia.
Por tanto, paseo por este mi lugar; con paz y sin carga, y las flores marchitándose
y un ligero aire melancólico y nostálgico llena mi interior, provocando una
dulce sensación de dejarme vivir, haga lo que haga. Tengo una vocecita que oigo
de lejos: “con el sueño que tienes y lo poco que duermes al final te va a pasar
que no vas a poder, ratataratata….” Con mucha calma, no hago caso ya al policía
interior, por lo menos hoy no puede conmigo, y sigo mi paseo del convaleciente
alegre y tranquilo.
Resulta que he oído que va a gobernar otra vez quien
tanto daño hizo. Menos mal que la izquierda es ahora más fuerte, menos mal que
hay gente joven preocupada por los valores de solidaridad y humanidad. Y no
gustan tantos jóvenes menores de sesenta indignados, no gusta que haya renovación y justicia, porque como les iban a impedir
vivir lo bien que viven económicamente a los liberales que siempre mandan, hay
que sacarles lo que sea. Venezuela, menudo favor les has hecho. Sí, les voté a Errejón y compañía,
dos veces, en las autonómicas no lo hice, no tiene sentido; y a partir de aquí digo con algo de pena, que como me posiciono, va a haber gente a la
que esto no GUSTE NADA. Si hay alguien leyendo esto le pido que vuelva a leer
el primer párrafo por favor. Va a haber dos uno o cero me gustas contra los veinte que hay
cuando hago un chiste. No puedo vivir de espaldas a la realidad. No quiero.
Una persona querida mía llego a decir que dudaba si votar
al PP o a Podemos. Que estaba harta de las descalificaciones de estos últimos.
No estoy de acuerdo. No eran descalificaciones, era verdad, era de
justicia denunciar a los que te están tratando como porquería, destruyendo tus
derechos y dignidad día a día, a fuego lento. Era una indignación legítima, no
gratuita descalificación. El pueblo ahora está más indignado todavía, porque los nuevos nos enseñaron política a los corrientes,
aunque no gusten. Pues sí, muchos de los que votaron en el PP en Galicia sobre
todo, estaban suicidándose socialmente, creyéndose que esto iba a ser Venezuela
si no votaban a los más aquejados de corrupción. ¿Cómo pudisteis creeros eso? Y
yo no soy más listo; soy muy limitado. Es sólo mi percepción contra la de los
que lo hicieron, legítima también, y quizá más razonable de lo que yo tengo, porque no tengo la exclusiva de la razón. De hecho, cuando me dicen que yo sé mucho, se equivocan; sólo tengo la suerte y la
desgracia de tener buena memoria.
A mí tampoco me gusta del todo Iglesias pero voto a ese partido. No
es un showman, es un superdotado que en dos años ha creado toda una red
impresionante, pero porque trabajó con mucha gente válida; y encima pusieron en bandeja el lugar a Ciudadanos; "nosotros también
somos jóvenes y también vamos a cambiar la situación", algo así. No sé cómo no te crece la nariz cada
vez que hablas, Rivera, tú sigues queriendo lo mismo, tu tienes tanto ego como
Iglesias, sólo que a este último el partido le controla y le dice “justicia
social”, algo que a ti te importa un rábano.
Si quieres triunfar escribiendo, haz como
Franco, no te metas en política. Pero yo
soy una persona, que entre otras cosas escribe a veces; y aun si fuera escritor
(que no sé en qué consiste, dónde está la barrera, pues todos escribimos,
aunque sea una nota en la cocina “no vendré hasta las diez de la noche”) me importa más ser eso, persona. Mis
siete perseguidores quizá dejen su actividad (además no sé quiénes son). Pero
tengo necesidad de decir lo que pienso aunque eso haga daño a mi REPUTACIÓN,
pues tengo comprobadísimo que en el facebok, que es un lugar a donde va este blog,
la política NO GUSTA. Me convierto en vencido por posicionarme.
“Las hostias
siguen cayendo sobre quienes hablan de más” Ismael Serrano.
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