sábado, 22 de octubre de 2016

DIARIO VOLATIL


UNO





Esta mañana he abierto una carta.
Me había llegado hace dos días esa carta del banco donde deposito mi envidiable y envidiada fortuna. No suelo tener ninguna gana de abrir esos sobres, pero bueno, al fin lo abro a la mañana y olvidándome de lo majos que son y entrándome una susceptibilidad y una mala uva fuera de lugar, pues los bancos son gente seria (¿?) y nunca hacen nada malo, sin venir a cuento, ya digo, casi vomito cuando leo la primera frase:
“Antxon
Confianza es estar ahí cuando te necesitan (…) Por eso, para corresponder a la confianza que depositas en “X” (el banco) y para que puedas decidirte a hacer esas cosas para las que nunca ves el momento, ponemos a tu disposición un préstamo…” Ese préstamo es, por lo que he leído, una acción de amistad y altruismo y de agradecimiento a mi confianza (perdonad pero no me dais ninguna confianza y tengo mi fortuna en vuestro extraordinario y éticamente intachable banco por no tenerla debajo del colchón; os uso y me usáis) pues ese préstamo, una especie de bicoca que yo no puedo rechazar si no soy tonto, es un préstamo rápido, sin trámites, ni papeleos. Los reyes magos en persona, pero no los padres, no, los reyes magos.
Se me dirá que ni me moleste por estas cosas, que la publicidad siempre es así, y que pase de eso, que no gaste energías en “gentuza” (no he dicho yo gentuza ¿eh?, lo suelen decir otros), que no merece la pena y que tire el papel a la basura etc etc etc. Que no me canse por esas cosas. Pero no me apetece hacer eso. No me apetece hacer caso a esas frases.
A la mañana, al leerlo (“confianza es estar ahí cuando te necesitan y como depositas tu confianza en nosotros…tararitararatatata… te ofrecemos una oferta que ni puedes ni debieras rechazar (esto último no se dice pero entre líneas salta como un gato a la cara, esa frase del “no puedes ni debes rechazar”)), repito e insisto, casi vomito.
Nunca he soportado la publicidad, pero este tipo de cartas de mi gran y bondadoso amigo banco, (que además, piensa en el medio ambiente, pues cuando quiero ver mi saldo, me recuerda que antes de pedirlo en papel piense en el medio ambiente, cosa de la que estoy seguro de la que están preocupadísimos), me parecen un insulto. Aunque por otra parte nunca se me ocurriría pensar que ellos sean tan avariciosos, que no quieran gastarse ni un trozo de papel, ni con alguien de gran confianza como yo. Ellos piensan en el medio ambiente, y yo les creo pues tengo confianza en ellos.
(Pienso que les da igual saber que no somos imbéciles, y que no nos tragamos el hecho de que ellos sean protectores.)
Y es que los buenos amigos como tú y yo nos necesitamos y como sé que nunca me juzgarías por lo buen amigo que sé que eres, estoy seguro de que no me dejarás en la cuneta, cuando me quiten la pensión de dos millones de euros anuales que me dan por tener la minusvalía de ser superdotado, y haya cometido el error de haberme gastado todo para cuando me supriman mi pensión. Y a pesar de que yo no pueda darte confianza (dinero) cuando eso pase, yo creo banco mío hermoso, que vendrás a ayudarme para sacarme de la calle como pordiosero transeúnte y dada la confianza que tienes en mí, lejos de desahuciarme, me ofrecerás un chalet como recompensa por haber tenido confianza en ti, querido y amado banco.
"

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