Algo muy importante a señalar, y que volverá a ser señalado al final: en ocasiones la discapacidad psíquica y la discapacidad intelectual, se juntan en la misma persona. En ESOS casos, la actitud de algunos profesionales de la psiquiatría es comprensible. Pero sólo en ESOS casos.
Estoy muy a gusto en la asociación OTL (Ocio y tiempo Libre) creada, en mi opinión, con muchos puntos positivos, para personas como yo (tormento anímico mañanero que se suaviza al acudir ahí; aunque eso era más al principio). Y este lugar fue creado por AGIFES (asociación guipuzcoana de enfermos y familiares de enfermos psíquicos) y por tanto, le debo bastante a esa institución. Allí nos reúnimos enfermos psíquicos que por medio de actividades lúdicas, tenemos la posibilidad de hermanarnos sin nombrar la enfermedad. Es un espacio extraordinario. Nos entendemos con la mirada. Nadie margina a nadie, cosa que, es evidente, ocurre muchas veces fuera de ese lugar. Quizá porque todo el que va allí sabe muy bien cómo se pasa cuando algunos te marginan estando en crisis, porque no quieren estar con personas que “no les aportan nada”. Yo he sido igual que estos últimos en un pasado no muy lejano, cuidado. Y también hay muy bellas excepciones.
Ahora
voy a OTL por las tardes y ese es un espacio de enorme alivio, es un
descanso psíquico, es medicina sin pastilla; no soy de San
Sebastián, ni vasco, ni español, ni de Europa. Soy de OTL. Es muy
importante remarcar que lo que se forma allí no sería posible sin
un par de monitores tan extraordinarios (por lo naturales y normales
que son) que saben bien que no son superiores a nosotros y por eso da
gusto estar con ellos, y dejarse dirigir por monitores que intentan
dirigir o ayudarnos a dirigir todo lo que allí se crea, a nosotros mismos, muy sutilmente, con gran respeto y
cariño, con mucho cariño de hecho, para tomar la decisión de las actividades a realizar ; o
incluso para colaborar con nosotros a realizarlas... Un ole por ellos. También es de justicia decir que sin AGIFES nada de esto existiría.
Desgraciadamente
esto último no siempre es así. Hay algun@s,
(repito, algun@ s)
monitores, y no sólo monitores, sino asistentas, educador@s,
psicólog@s y hasta psiquiatras que confunden enfermo psíquico con
niño. Hay un profesional que viene a veces, que cuando leemos el
periódico entre todos, y después de tratarnos de forma demasiado
condescendiente y paternalista, en el momento en el que dice algo que
él debe de creer que nosotros no entendemos (confundiendo
discapacidad psíquica con discapacidad intelectual; porque le
entendemos, algunos le entendemos demasiado bien) se desentiende de
nosotros y se dirige directa y exclusivamente al otro monitor presente, pensando que sólo
esta última persona puede llegar a su altura intelectual. Se le
puede excusar esa actitud, por tener todavía muy poca experiencia en el terreno.
Cuando lleve años trabajando en él, cosa que le deseo de todo
corazón, llegará a adoptar, por sentido común y sin darse cuenta,
la actidud de los monitores antes mencionados. Vamos, que entenderá que estaba equivocado.
.------------------------------------------------------------------------------------------------------
Siendo
la OTL un lugar extraordinario, no se pueden dejar pasar por alto
algunas cosas. Una profesional (psicóloga) de la institución
AGIFES, acudió un día a la OTL, con la intención de ensayar lo que
en un par de días iba a ser una mesa redonda en la que cierta gente con enfermedad
psíquica se ofreció para contar sus experiencias; yo me ofrecí
también. Cuando hicimos una especie de ensayo, una chica contó una
historia espeluznante. Tras ella, conté yo también mi historia: un
pequeño relato, que no trataba, por cierto, de hechos idílicos; ese
relato era tan fuerte o más que el de la de la chica que me
precedió. Ocurrió que terminando yo mi monólogo, dije un muy
inocente “Lo que deseo sobre todo es vivir tranquilo.” La
profesional, ni corta ni perezosa, y tras acabar yo de hablar, dio
por terminada la prueba con un “Yo también quiero vivir tranquila”,
parafraseando mis palabras con un retintín en el tono, para mí,
sarcástico (el
sarcasmo es a veces muy agresivo, prefiero la ironía cariñosa ) que
consiguió que se me reprodujeran en la mente todas las situaciones
de alienación de mi existencia (ese tono con el que se dijo la frase
que he entrecomillado, me hizo pensar que llueve sobre mojado). Vaya
por delante que ya por el hecho de pertenecer a AGIFES tengo respeto
a esta persona. Lo que me pareció criticable puede ser sólo una
suspicacia mía. Yo pensé (probablemente dando importancia a algo
que no la tenía, o probablemente de forma acertada) repito, pensé e
interprete lo siguiente: “Es lógico que la gente que no sabe de
estos temas, incluso a veces nuestros familiares, no puedan entender
nuestra situación. O incluso pueden llegar a pensar que somos vagos
e irresponsables. Pero que tras veintidós años de enfermedad, una
profesional del tema deje caer un tipo de comentario que considero
sarcástico y detrás del cual se pueden escuchar, y muy bien además,
todas las frases fantasma del tipo 'Los demás también tenemos
ansiedad, a nosotros también nos cuesta, poned de vuestra parte, hay
que hacer un esfuerzo y poner ganas, la vida es dura para todos, hay
que ser positivo; eres tú y no la enfermedad’ me parece cuando
menos absurdo, pues entonces esa mesa redonda no tiene sentido. Si
todos sufrimos por igual, ¿Qué necesidad tenemos de contar nuestra
historia? ¿Si la vida es igual para todos, qué sentido tiene la palabra desestigmatizar?”
Quiero creer, por el bien de todos, que aquel
comentario que me parecía de reproche a
“MI”, fue un comentario sin
intención de ser una indirecta en plan “¿Y los demás como te
crees que andamos?” Me cuesta, pero cabe la posibilidad. Pero sólo
por prudencia y sensatez, yo no puedo asegurar si ella juzgó o soy
yo el que lo hice. No se pueden lanzar acusaciones sólo
interpretando una frase por su tono.
De todas formas, si lo que quiso dar a entender ella fueron los
famosos fantasmas del “Pon de tu parte, los demás también tenemos
que… etcétera, etcétera” le haría un intercambio: “Muy
bien, coge los días de pánico, de exagerada ansiedad, de sudores
fríos, siente que tu cerebro te anula la personalidad, colocándote
en un sitio oscuro cerrado con candado, ingresa muchas veces donde
todos sabemos, trata de marcharte al otro barrio varias veces, vive
con obsesiones y pesadillas todos los días, despiértate y levántate
con la pesadilla que tienes todavía dentro durante más de una hora despierta, toma medicina tan a lo
bestia que te agotes con el mínimo esfuerzo, y después, después
si que no tendrías que trabajar, te podrías dar la vida padre, aunque, te lo aseguro, seguirías sin vivir tranquila. Yo a
cambió cogía gustoso tu salud mental, tu duro trabajo, con su
estrés y sus fuertes sinsabores y sufriría SOLO por los disgustos
que la vida trae consigo; cogería tu coche y tu independencia en el
sentido de que no tendría que vivir en casa de mis padres. Muy a pesar de que me siento orgulloso de mis padres y de vivir con ellos actualmente.”
De verdad que no pienso desacreditar a nadie, sólo quiero ayudar a
construir poniendo las cartas sobre la mesa. Y asumiendo el hecho de
que puedo estar equivocado.
Hay
profesionales con mucho carácter (presumen de ello llamándolo
personalidad). Me pregunto qué es lo que ocurriría si a los
usuarios de distintos centros de rehabilitación o de estancia
psiquiátrica también nos diera por hacer uso de nuestro “carácter”.
El problema es que, nosotros, ya incluso en casa de nuestros padres o en
otras instituciones que acogen a enfermos psíquicos, nos tenemos que
callar ante autoridades: Vuelvo a repetir: Hay algun@s
(insisto con lo de algun@s)
monitores, psicólog@s, asistentas sociales, o enfermer@s psiquiátricas
de estos centros que se inmiscuyen a veces sin ningún derecho ni
permiso en cosas personales de gente con discapacidad psíquica;
dicen cosas del tipo, “no lleves esa bolsa, lleva esta otra” y
“mañana sin falta a cortar ese pelo” o “A ver si nos portamos
bien ¿eh?”. ¿Con qué tipo de autoridad moral creen que actúan estas personas? Estamos hablando de gente adulta por mucha enfermedad
que tenga. Respeto, por favor. Por suerte esto no ocurre en OTL, pero
sé de buena tinta que pasa en otros centros. Lo he padecido en
primera persona. Poco, pero suficiente...
Aunque parezca una contradicción a lo dicho anteriormente, vuelvo a repetir lo dicho al principio; en ciertas ocasiones, la discapacidad psíquica y la discapacidad intelectual se juntan en la misma persona. En ESOS casos, la actitud de algunos profesionales de la psiquiatría es comprensible. Pero sólo en ESOS casos. Pues en ESOS casos, el comportamiento infantil del enfermo, es inevitable. Por eso pienso que cada caso es diferente. Generalizar, tanto por mi parte, como por parte de los profesionales de la psiquiatría, es, para mí, un error. Y peligroso.
Aunque parezca una contradicción a lo dicho anteriormente, vuelvo a repetir lo dicho al principio; en ciertas ocasiones, la discapacidad psíquica y la discapacidad intelectual se juntan en la misma persona. En ESOS casos, la actitud de algunos profesionales de la psiquiatría es comprensible. Pero sólo en ESOS casos. Pues en ESOS casos, el comportamiento infantil del enfermo, es inevitable. Por eso pienso que cada caso es diferente. Generalizar, tanto por mi parte, como por parte de los profesionales de la psiquiatría, es, para mí, un error. Y peligroso.
Y ahora sí, sólo me queda reiterar mi inmensa
gratitud a AGIFES que me ha sorprendido agradablemente con la OTL. Me
han dado oxigeno y luz. Ha sido y es un lugar fundamental en donde
poder llevar a cabo el cambio de pauta de comportamiento que tuve que
hacer por consejo de mi psiquiatra. El dolor viene con la vida de
cualquiera y aquí he aparecido yo, milagrosamente, ya
completamente fuera de un túnel de nueve años de depresiones en los
que si no fuera por mi muy querida pareja, yo no hubiera sobrevivido
a la confusión y ahora no estaría vivo y coleando. Siento cariño
y gratitud por los monitores, por ella y por él, por tratarnos con
tanto respeto e incluso cariño, e incluso hacia las chicas que vienen
a hacer prácticas (el hecho de que siempre sean chicas, para mí, responde
más que a una simple casualidad. Demasiadas casualidades en dos
años). Y sé que la OTL, no hubiera sido posible sin la existencia
de AGIFES. Por tanto y sobre todo, muchas gracias. Y ahora
repetiré lo que escribí cuando hice el borrador general de este
texto y que me salió sin darme cuenta:
Nunca se podrá medir todo lo que yo te quiero Susana....
ANTXON
No hay comentarios:
Publicar un comentario