Para entender el título, hay que leer la pavorosa chapa que viene a continuación hasta el final, que es donde se concluye (acertada o desacertadamente) lo que dice dicho título. O vete al final saltándote lo que viene. Aunque quizá no se pueda entender ese final sin ingerir la pavorosa chapa. Y aquí voy...
Si el punk era un caos relativamente controlado, mi interior ha sido un punk muy escrupuloso. Sí, mi interior siempe ha estado muy atento al hecho de que no se disparase el desfase de mis pensamientos y no cediera a impulsos que me tocaban mucho las narices. Esto, aunque me ocurre cada vez menos y esté alejándome de la patología, seguirá sucediendo, en el futuro a muy inferior escala, como consecuencia del tipo de enseñanza que hemos tenido, y del tipo de "cultura" en la que vivimos. Que, aunque algo menor que la mía, pienso que también tiene patología.
Ahí he andado, ante cada pensamiento que se me presentaba como peligroso, sientiendo encenderse una alarma que me estaba diciendo, cuidado, piensa, es que si hicieras eso, y fíjate en aquella otra historia, y esa persona hace comentarios peligrosos, pero ten cuidadado porque por decir la verdad te puede pasar que.. y un largo etc. Atento. Servicio de 24 horas, a todo trapo durante las mañanas; y en los sueños tambien se me presentaban (y se siguen presentando) situaciones de lo más complicadas.
Se me acusa de dar demasiadas vueltas al coco. Es la cabeza la que me las daba y me las da en menor escala, sin conseguir yo evitarlo, sin conseguir dar con la fórmula que parase la maquinaria. Y esto ya lo había dicho miles de veces, pero como se me sigue haciendo la misma acusación, pues a repetir.
Mi psiquiatra, antes de vivir yo de la manera aceptable y respirable en que consigo vivir hoy y ahora, me dijo que yo tenía un yo muy débil, y que por eso tenía muy poca tolerancia a la frustración. También se puede entender a la inversa; poca tolerancia a la frustración, que provocaría un yo débil. Cuando yo veía a este en peligro, el ego entraba en acción pues se sentía, y todavía, en desafortunados momentos, se siente, atacado; yo sentía una gran angustia en esa situación y reaccionaba de forma empobrecedora (reacción del infantil cascarrabias). Y encima castigaba al autor o padecedor (si la real academia me acepta esta palabra) de mis pensamientos. Antxon castigado por Antxon.
Lo que ocurre es que mi psiquiatra no era Dios y la vida es demasiado misteriosa como para que un único hombre llamado Freud pudiera escribir (en eternos apuntes) todos los secretos y respuestas de la psique. Sabemos que ni el mismo Freud tenía la llave de la vida y seguro que él también tenía (como todos) muchos problemas psicológicos. Como los tienen distintas sociedades.
Yo pienso que muchas personas somos mayordomos de un ego dictador, porque la sociedad nos exige la perfección de forma sutil a veces; otras veces de forma demasiado descarada; al mundo competitivo dominante, le ha interesado que seamos así siempre, para que la oferta y la demanda funcionasen muy bien; sí, le interesa mucho la competitividad de empresas de enorme ego, formada por dirigentes de enormes egos. Pero resulta que la maquinaria competitiva, por salvaje y bestia, ha entrado en crisis, y como nadie sabe a dónde va a ir a parar esta situación, algunos dicen que vamos directos al caos; ojala se equivoquen y se pueda aprender de esta historia para reestructurarlo todo. Lo veo muy difícil, pues sabemos bien que hay gente con demasiado poder (con demasiado dinero, vamos) a la que no le importa seguir enriqueciendose a costa del sufrimiento de millones ¿Pero no se dice muchas veces que no hay que perder la esperanza? Esto va a sonar muy fuerte pero me consta que los médicos de la UCI, aseguraron (repito, aseguraron) a mi familia que yo iba a morir y ellos se pusieron a pensar y a preocupar sobre el asunto de dónde me debían enterrar. Os aseguro que no escribo esto desde mi tumba.
Pero pienso algo que quizá no se nos ha inculcado y que descubrimos como modo de supervivencia. En cuanto a lo personal, para vivir mejor, creo esto: sabiendo que tenemos el enemigo en casa, el tirano, vamos, tenemos la posibilidad de quitarle poderes a nuestro pequeño dictador egolatra. Esa posibilidad-realidad se llama humor. Pitorreemonos (o descojonemonos) de nuestras estúpidas y erguidas ambiciones. La mejor medicina. Aunque puede pasar que te rían mucho las gracias y el ego se vuelve a apoderar de tí. Maldito capullo...
Lo que sí tengo muy claro, por encima de todo además, es que nosotros necesitamos un mundo con personas honestas y preocupadas por el bienestar de todos los ciudadanos, librándonos de aventuras descabelladas. Necesitamos a gente como Eduardo Inda.
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