lunes, 26 de marzo de 2018

NOCHE SOLEADA


 Camina mi ser por periodo nocturnal, minuto a minuto, hora a hora, quién sabe por qué, despierto, insomne. Quizá demasiada serotonina en la sangre, quizá algún oscuro conflicto semi-inconsciente de culpa que acecha todavía por los bordes de la conciencia, arañando irracionalmente (ah, pero la culpa no entiende de razones a veces y ataca infantil e ilegítimamente). Quizá, quizá, quién sabe. Bien, si no duermo hoy, mañana dormiré, y queda poco tiempo para amanecer.

Sin embargo, esto me parece una minucia, como otras  tantas cosas que antes me parecían relevantes. Es curioso cómo pueden cambiar las perspectivas y las formas de ver ciertas situaciones, según las experiencias por las que pase uno. Tras un año a oscuras, vivir sin depresión es tan agradable y tan fácil, que si no duermes, dices, "Bueno, pues mañana ya dormiré o si no al siguiente día", y así en otras cosas. Así que no duermo pero estoy en paz y  mi interior no está oscuro por muy de noche que sea. Es cierto lo que dicen: la depresión es la muerte en vida. La ausencia de esta, provoca que el mero hecho de vivir se convierta en júbilo, por lo menos tras el alivio de la marcha del huracán.

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