sábado, 24 de marzo de 2018

BELLOS DÍAS


Eran las cuatro de la tarde. Estaba en la cafetería del hospital en donde vive mi amigo y donde suelo ir  de visita. No me concentraba en la lectura. Me puse los cascos y la música ha llenado todo mi ser. El descafeinado terminándose y al otro lado del cristal en la enorme terraza, un buen charco al que iban cayendo intensas gotas de lluvia. Al fondo torres de casas y oficinas, más al fondo nuestras montañas verdes de siempre y el cielo de color gris. Se diría que el día era tristón. Pero sólo viendo lo que veía y escuchaba lo que escuchaba, sentía un sol inmenso en mi interior, la oscuridad que ya se fue hace más de una semana.

Me sentía tan feliz como en una playa veraniega observando y escuchando y sintiendo las palpitaciones de mi cuerpo. Como no había nadie en el bar y estaba de espaldas al camarero he cerrado los ojos y sentía una paz y alegría interior de una intensidad tal con la que sentía que todo estaba bien. 

Luego con los amigos, charlando fácil y relajadamente, todo era armonioso.
Bellos días.

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