martes, 20 de marzo de 2018

GRACIAS


Al final te doy las gracias, depresión de un año. Si no hubieras pasado por mi vida despidiéndote cuando dejé de luchar contra ti, no hubiera visto que lo importante no es más que este momento. Cada momento. Y que demasiadas cosas están de más. Que el orden es importante pero no es LO más importante, como equivocadamente me dijeron.

La sociedad,   monetariamente basada, se dice liberal, de libre, pero marca unos caminos de lo más esclavizantes. Logros (unos contra otros, destacar, chorradas), retos, uno tras otro, seguir y seguir, éxitos les llaman y al que no ha hecho nada que esa sociedad enferma considera relevante se le considera sólo uno más, peyorativamente, cuando ser uno más es lo más importante. Lo relevante es amarse a uno mismo y de rebote las cosas irán bien.

Cuánta tontería, cuánto he consumido hacia fuera y por fuera, cuánto me he olvidado de mi raíz, y cuánta humildad debo de fabricar en mí para aprender de  personas humanas, de sus actos cercanos que veo día a día y que no son superstars, pero que a mí me enseñan y me llenan mucho más; y no los grandilocuentes discursos, no de grupos alienadores ni de sociedades llenas de prejuicios y  marcajes atadores. Huxley lo vio muy bien pero nadie le hicimos caso.

El dinero es necesario sí, pero mucho más lo es el tiempo, la respiración y cada instante en que uno pueda abrazar el mundo reconciliado con él, sus tristezas y alegrías, sus pequeñas desolaciones y sus grandes bellezas. Eso es milagroso y no lo vemos.
  La calma es la mayor felicidad y las chucherías de la sociedad de consumo nos la quitan bastante fácilmente. Y a vivir con mucho dinero y viajes y "comodidades" le llaman vivir bien. Y ¿Por qué le llaman así, si para ello hay que invertir miles de horas de sudor para producir? 

No hay comentarios:

Publicar un comentario