Bueno pues ante tantos esquemas repetidos de novela, tanto
surrealismo rompedor, tanta tarea de abrir caminos en el siglo XX, tanto
insistir que el siglo de la novela y de la literatura por excelencia fue el
XIX, voy y me encuentro con algo que se sale de los moldes, que rompe,
que divierte sin dejar de ser interesante, que apasiona sin dejar de ser
penetrante, que entretiene sin dejar de entrar en una profunda sensibilidad y
hondura del pensamiento. Desde la sencillez, además.
¿De qué estaré hablando? ¿Del nuevo Bolaño? ¿De la reinvención del
existencialismo? ¿De la nueva literatura experimental de vanguardia?
Para nada. Hablo de una novela que se publicó en 1909 y
con la que estoy alucinando: "Jakob Von Gunten" de la que algo
ya hablé, de Robert Walser. Jakob es más interesante para mí que
el mismísimo Holden Cauldfield de Salinger. Jakob, por boca de Walser, rompe
con todo. Está contento de ser un inútil para las grandes cosas pero útil para
las pequeñas, tiene una forma de calibrar a las personas y al mundo
absolutamente contraria a la que hemos heredado todos los educados en
sociedades supuestamente progresistas, avanzadas y civilizadas.
Walser se sale con Jakob, se adelanta e influye a futuros
"grandes" pero es más directo, ameno, profundo y divertido que
aquellos en quienes influye. Walser es un escritor con el que me encariñé
cuando leí lo que le pasó en vida, contado por el protagonista de la
novela "Bartleby y compañía" de Vila-Matas. Termina en el psiquiátrico,
y por sus personajes, ves que el mundo no era lo suficientemente especial y
bonito para este hombre tan especial y entrañable en su texto. Por eso terminó,
a la edad de 46 años viviendo voluntariamente en un psiquiátrico. Al final le
llevan a otro.
Me acerqué a Walser como quien se acerca a un familiar o amigo
querido, no como al gran escritor que influyó en Kafka, Musil, Benhard, Mann o
Sebald. A la porra con los prestigiosos influenciados. Con el cariño con el que
le estoy leyendo me siento hermanado con su personaje (Von Gunten) que decide
escribir una parodia de su vida, en vez de quejarse de ellla (que, por cierto,
le creaba muchos problemas, pues se le antojaba insoportable). Y opta por
ponerlo todo al revés, y no queda otra que quererle y entender que Hermann Hesse
dijera que el mundo está justificado con el hecho de que haya existido Robert Walser. El
cual no quería ser maestro de nada, sino ser un cero a la izquierda, huía de la
pompa y se sentía a gusto sólo en las capas inferiores de la vida, con los
modestos, con los más humanos. Jakob es Walser, no caigo en el error de
relacionar autor con el personaje, en este caso no, por lo que he leído sobre
Walser, Jakob es el muñeco del ventrílocuo genial Walser. Menos mal que
existen libros así, menos mal que aparecen seres como flores especiales y
únicas como Walser. Y aparece en mi vida, en 2017 pero venido desde 1909,
Y Walser probablemente ni admitiría el nobel. Nos encontramos con
un artista que no se considera superior a nadie por serlo, al contrario; y que
se reiría con ganas de la pompa con la que hablan de él. Se reiría incluso de mis halagos. O no le gustarían. Algunos de los
influenciados sí que sacaron mucho pecho y miraron a la gente por encima, sólo
por ser muy buenos escritores, que es tan absurdo como si alguien mira muy por encima al resto del mundo sólo por ser muy buen carpintero.
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