Yo tengo novia y no la cambiaría por nadie. Pero a veces voy a un bar y hay una camarera cuyo rostro me hace delirar de emoción.
Nunca pasaremos de "un café con leche por favor" "uno cincuenta" "gracias", pero verla me provoca una alegre melancolía, un sentimiento de agitación demasiado especial, demasiado bueno. Miro esa cara y siento lo que un apasionado de los astros sentirá al mirar por el telescopio algún extraordinario fenómeno espacial. Algo totalmente fuera de lo cotidiano. Algo que trasciende con mucho a lo que veo todos los días. Es una cara que no sé por qué, me dice lo que me podría decir una obra maestra de literatura que me apasionase, sólo con mirarle. Unos segundos y una ruptura emocional interna. Agradable. Pero es maravilloso y extraño.
La camarera. Tengo que hacer un esfuerzo por no mirarla.
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