Cuando te despiertes de madrugada, en medio de angustias ante miedos de problemas nunca resueltos y te sientas ante la cotidiana incertidumbre que es esta vida, trata de recordar por qué sigues y vas a seguir hasta que al final, una enfermedad o accidente termine con toda esta historia en la que estas metid@.
En mi caso sigo por certidumbre; dentro y a pesar de la incertidumbre. Por la certidumbre de que aunque no entiendo por qué pasan, nos pasan, y sobre todo, me pasan, ciertas cosas, a veces difíciles de digerir y de sobrellevar, yo sé que sigo y seguiré hasta el fin, pues creo (pobre ingenuo), en el Bien, muy a pesar del dolor, muy a pesar de que a veces yo no haga una buena bandera de él y pueda ser muy mediocre. Y por eso, porque lucho por lo que estoy seguro de que existe (aunque pueda estar muy escondido y no toque a las modas fijarse en él) sólo por eso sigo. Y sabiendo que seguiré de todas todas, aun cuando me arrastre algunos días y duela y queme, también sé que tendré momentos extraordinarios, lecturas alucinantes, encuentros sencillos, espontáneos y naturales en su vitalidad, y por eso extraordinarios, con otros seres de mi raza que me harán vibrar en calma; viviré días soleados y momentos de carcajadas.
Seguiré viendo bellezas cotidianas y asombrosas, seguiré disfrutando en ocasiones de las oportunidades de calor y color que me va a dar esta vida y a pesar de que este es un lugar agridulce, tengo la certidumbre de que voy a ganar la partida sólo con el mero hecho de seguir jugándola, pues no hay mayor victoria que saber que no es necesaria esta última contra otros y competitivamente, porque para sentirse en la gloria a veces basta con tener la oportunidad de vivir y compartir grandezas (que suelen ser cosas muy sencillas como inesperadas conversaciones muy amenas, en medio de paisajes absolutamente preciosos de bosques y mares). Y esas oportunidades se dan y se seguirán dando y no tienen nada que ver con vencer a otros sino con vencer y sobrevivir algunos dolores con otros. Y disfrutar cuando toca. Que suele tocar.
Vendrán días duros, pero como vamos a seguir, los buenos tampoco tardarán en llegar y a veces se presentan antes que los malos e inesperadamente. Sin avisar.
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