Me
estoy leyendo el último libro de Javier Marías (que es un tema de
interés universal; el que yo me lo esté leyendo, y por eso doy
cuenta de ello) titulado “Berta Isla”, y, para mi asombro, me
está gustando bastante.
Me
parece que hay tres razones que pueden explicar este curioso fenómeno:
1-Estoy
muy mal (al fin y al cabo todavía estoy ingresado por depresiones en
un psiquiátrico del que me darán puerta antes o después de navidad
y este hecho puede reforzar esa razón).
2- Javier Marías es un
gran escritor y ésta es otra de su grandes novelas (al fin y al cabo
su nombre está en las listas de candidatos al Nobel).
3- Bien, la tercera razón
podría ser cualquier otra que no tuviese nada que ver con las dos
primeras y tendría que ver con algo que soy incapaz de adivinar. Sería un mago sin trucos de poder hacerlo.
¿Por
qué digo esto? Pues porque yo, con este escritor he tenido una
relación de amor-disgusto (extrañeza cuando menos). Cuando sus
artículos semanales me gustaban mucho (hace muchos años), me lo recomendaron como
novelista. Leí “Corazón tan blanco” y me encantó. Esto me pasó
también con “Mañana en la batalla piensa en mí”, “El hombre
sentimental”, “Todas las almas” y la primera parte de la
trilogía “Tu rostro mañana”. Me pasó hasta con “El siglo”
que estaba escrita todavía sin el estilo que le hizo muy reconocido
desde “Corazón tan blanco” sobre todo. Pero también me gustó.
Marías
tiene una forma de escribir novelas muy peculiar y curiosa. O
apasiona o despierta casi odios. En sus novelas, lo que se cuenta, o
sea, la trama, tiene una importancia casi menor que el cómo se
cuenta; y él tiene una manera muy especial de contar. Porque
muchísimas veces, mientras cuenta, sus personajes y el narrador,
reflexionan, a veces casi hasta la extenuación, sobre lo que se
cuenta y a propósito y en asociación de lo que se cuenta, por medio
de meandros digresivos de páginas y páginas, aunque hay que
reconocer que suele saber darle un buen remate final a la trama (por
mucho que si quitáramos las digresiones reflexivas, la trama quizá
ocuparía bastante menos que la mitad de cada novela).
El
caso es que a mí me gustaba mucho hasta después de 2002, cuando leí
la primera parte de “Tu rostro mañana”. Al leer la segunda parte
de esta trilogía yo estaba incluso mucho peor que ahora y esa
segunda parte me sacó de quicio, aunque quizá fuera mi lamentable
estado el que me hubiera sacado de quicio con cualquier otro libro,
debido a que, repito, yo, bien no estaba. Defíneme qué es estar bien,
por cierto.
Ya
desde ese año, sus artículos me habían empezado a provocar cierto
malestar pues tal como se expresaba en ellos, parecía que él era el único que sabía cómo se
debían hacer las cosas en esta vida o mundo (así, en general) y
pontificaba criticando mucho a los que pontificaban de una manera que
a él no le parecía adecuada. Esto se repetía mucho.
Cuando
llegó a mis manos su libro “Los enamoramientos” (hace como seis
años), no recuerdo si yo estaba en mis cabales, sólo que pensé,
bueno, este libro ya me lo he leído mil veces, no me lo cuentes otra
vez, Marías. Sí, y tengo en cuenta lo que se dice sobre los grandes
escritores (por cierto parece que fuera de Austen y las Bronte no ha
habido grandes escritoras) como Kafka o Faulkner; eso tan manido en "meta-literatura", de que en el fondo
escribían siempre el mismo libro, sin dejar de ser grandes, incluyendo al mismo Shakespeare, pero, no
se…
Y
así estoy ahora, alucinando en colores, porque estoy disfrutando
muchísimo con todo lo que se les ocurre decir y sobre todo pensar a
los personajes y al narrador de Marías en esta novela (que muchas veces será lo que piensa él,
pero es que el cabrón escribe tan bien…) mientras van ocurriendo muy
poquitas cosas en el plano de la acción a lo largo de más de 350 páginas (en total tiene 544) y ando
pensando con algo de culpa que debería de estar leyéndole sus
novelas a Rosa Montero (no a Marías), que aparte de caerme genial me parece la
escritora más sabia de España (socorro, en Euskadi decir esa
palabra a veces se paga; también ocurre si dices que no eres nacionalista español, pero eso les pasa a los importantes; por suerte no es el caso) y además honesta y humilde y hasta tierna dentro de su determinación y temperamento apasionado (una de las
razones por la que su inteligencia brilla tanto precisamente) y cuyos
trabajos híbridos (ensayístico-novelísticos y recopilaciones de
amenos estudios literarios y de opinión) además de su última
novela “La carne”, me han encantado, pero sin embargo, en sus
otras novelas, como que no le pillo la onda. Pero bueno, estoy en un
psiquiátrico y el mundo es rarísimo.
Yo
creo que la próxima vez que vea a Rosa (a saber cuándo será eso,
la primera y última vez, fue en una charla que dio en Donostia) ésta me
va a dar una buena hostia por leer a gente que parece anti-feminista.El mundo es muy raro pero yo no lo he inventado, que
dijo Churchill (bueno, otro, pero no me acuerdo quién).
p.d: para colmo me he dejado en evidencia y todos esos paréntesis son clara influencia de Javi (como le gusta que le llame cuando fumamos juntos), y acabo de destruir mi futuro como escritor, si alguna vez existió. Haré oposiciones para barrendero de psiquiátricos, estoy a tiempo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario